El partido musulmán ceutí prevé tensión social si gobierna el GIL
La tensión que se vive en Ceuta por la más que posible llegada del GIL al Gobierno aumenta según se acerca el pleno del día 23. Especialmente preocupados se muestran los representantes del Partido Democrático y Social (PDS) que, con tres diputados, agrupa una gran parte del voto musulmán. Este colectivo, que supone el 30% de la población ceutí, está mayoritariamente compuesto por las clases más desfavorecidas de la ciudad y sus barrios se caracterizan por frecuentes conflictos.Por eso, y ante las propuestas sobre seguridad ciudadana planteadas por el GIL, los representantes del PDS creen que no se puede garantizar el equilibrio que se ha vivido hasta ahora entre los dos colectivos, el musulmán y el cristiano. Según Mustafa Mizzian, líder de este partido, existe un riesgo claro de "tensión social" que se puede ver alentado por las actitudes del GIL en el Gobierno.
Uno de los temas que más preocupan es el de las promesas que la formación de Jesús Gil ha hecho sobre seguridad ciudadana, claramente orientadas, según Mizzian, contra el colectivo musulmán.
No sólo por los 200 nuevos policías que el GIL ha prometido sino por la orientación que se pretende dar a ese cuerpo. Los responsables del PDS están convencidos de que el grupo que lidera el alcalde de Marbella quiere "militarizar" a la policía local, y como prueba citan a la persona que el GIL ha elegido, según todos los indicios, para dirigir ese cuerpo: Rafael Cárdenas, un militar retirado con rango de general.
Plan de empleo
Además, también está el hecho de que, según el PDS, el GIL bloqueará un plan de empleo pactado con el Gobierno central, y ya aprobado, de 1.000 millones de pesetas anuales, dirigido a las sectores más desfavorecidas de Ceuta. Tras la moción de censura, según el PDS, el plan quedará en el olvido.Mizzian, que en un pleno llegó a decir que si gobernaba el GIL en Ceuta habría una "guerra civil", asegura que con el Ejecutivo del PP se estaban logrando una serie de beneficios para los musulmanes que ahora están en el aire, por lo que espera una "enorme tensión" entre el colectivo musulmán.
El GIL y su electorado deben aceptar, según Mizzian, que Ceuta es una zona fronteriza que vive en gran parte gracias al comercio con Marruecos, por lo que la presencia de musulmanes con nacionalidad española no sólo es inevitable sino que irá en aumento.
El riesgo que se corre, según Mizzian, que considera xenófobas algunas actitudes del GIL, es el de una polarización total de la sociedad ceutí, con dos partidos en ascenso -el PDS y el GIL-, que representan a sectores con visiones opuestas sobre la convivencia entre los cristianos y musulmanes.
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