Urinarios públicos
No es la primera vez que me dirijo a un medio de comunicación para ver si mis palabras llegan a quien tienen que llegar. Soy una persona mayor, con 72 años, y suelo pasear por la ciudad como hacen muchas personas de mi edad. Con estos años, el organismo se debilita y hay necesidades, como la de orinar, que se intensifican mucho.El caso es que Madrid carece de urinarios públicos. Estas instalaciones son absolutamente necesarias en las ciudades, porque nadie está libre de sentir un apremio de este tipo, y no sólo los ancianos. Piensen en los niños o las mujeres. Bueno pues, pese a su necesidad, ni en los parques públicos, ni en las plazas, ni en los sitios por los que las personas normales transitan, hay urinarios en esta ciudad. No creo que sea tan difícil solucionar este problema, cuya satisfacción haría mucho más agradable, y barato, el paseo urbano.
Es poco concebible que nadie parezca haber reparado en este tema. No es de alta política, claro, ni hay, que yo sepa, muchos millones en juego. Pero yo digo que si hubo dinero para colocar los tristemente célebres chirimbolos, pensados para sacar dinero de los anunciantes, que esperan, digo yo, que sus artículos anunciados se consuman, ha de haber dinero para que los contribuyentes puedan salir a pasear a la calle y, de paso, ver los anuncios de los chirimbolos, y si les gusta lo que anuncian, adquirirlo.
Si los paganos de los artículos anunciados, es decir, nosotros, los de a pie, se quedan en casa, de nada sirve tanta publicidad callejera, porque carecerá de compradores y todo se irá al garete. Muchas gracias.- .
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