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SEMANA GRANDE DE SAN SEBASTIÁN

Victorinos desaprovechados

Es imperdonable que una corrida como la de Victorino Martín no haya constituido un éxito que pudiera recordarse en San Sebastián durante muchos años. Y eso que con los dos primeros toros la decepción, en cuanto al comportamiento de las reses, no encontramos el Vitorino Martín de siempre. Eran dos toros de un ganadero llamado Juan Don Nadie. Su nobleza era tan inusual que defraudaron.No dirán eso Manuel Caballero ni El Tato, puesto que se hincharon a torear. Pero a esos dos toros les hubiera cortado las orejas el mismísimo alguacilillo, porque eran de una embestida sin gota de malicia, pura facilidad. Pero cuando salieron los toros como dios manda, principalmente el tercero, el cuarto, el quinto y el sexto, ahí los toreros no estuvieron a la altura de los toros. Más bien, muy por debajo. Y tan por debajo, que Manuel Caballero en ese cuarto toro empezó la faena haciendo aspavientos como que tenía enfrente una alimaña. Y no era así, puesto que el toro le fue diciendo que le toreara. Sólo a mitad de faena el torero se percató de que el toro embestía con boyantía, con son, con lo que tiene un toro dentro: con raza y demostrando que es un toro que sale a la arena a plantar batalla, con esa grandeza que tienen los toros de verdad, y que necesitan toreros de cuerpo entero para llegar a la armonía de eso que llamamos belleza estética, profundidad, hondura y semejanzas.

Victorino / Caballero, Tato, Liria

Toros de Victorino Martín: bien presentados, blandos 1º, 2º, 3º y 6º, noblotes 1º y 2º, el resto encastados, boyantes, con calidad.Manuel Caballero: estocada (oreja y petición de otra); media tendida -aviso- y dos descabellos (gran ovación). El Tato: estocada delantera -aviso- y cae el toro (gran ovación); estocada corta (petición y vuelta). Pepín Liria: pinchazo, estocada delantera (gran ovación); pinchazo, estocada caída (oreja). Plaza de Illumbe, 15 de agosto. Octava y última corrida de feria. Casi Lleno.

Por eso tenemos que insistir en que a los toros de ayer había que suministrarles una lidia profunda, una lidia enteriza, una lidia donde el artista -es un decir- se empapa de las embestidas de los toros y crea una obra de arte. Debemos significar que algunos naturales, en especial, en el primer toro de Caballero, tuvieron largura y templanza. Pero no podemos olvidarnos que a ese toro le hubiera cortado las orejas el que ya está dicho, el alguacilillo. No queremos ironizar de manera gratuita. Tenemos todo el respeto para los toreros. Pero hay que significar ese dato, un poco fuerte si se quiere, para hacer ver la ausencia de torería que ese mismo torero dejó entrever al no lidiar como debiera a ese cuarto toro. Justamente el toro mejor de la tarde.

Es un dato curioso esta diferencia cuando el torero ha cortado una oreja y además le han pedido la segunda, entonces él cree que ya ha cumplido, que es bastante lo mostrado. El torero que se siente torero no puede desaprovechar la ocasión de centrarse con un toro de bandera. Algo falla en ese torero cuando no se da cuenta, no quiere darse cuenta, o si se da cuenta mira para otro lado.

El Tato estuvo toda la tarde tratando de ligar los pases. En su primer toro apenas lo consiguió. En su segundo ya la cosa fue a mejor porque se centró más, aunque le faltara recoger bien al toro en los remates de los pases. Pepín Liria estuvo fajador en sus dos toros. Nadie le quita el valor, el tesón, la valentía y el esforzarse continuamente. Estuvo en Pepín Liria. Tal vez como está una tarde sí y otra también. Siempre se le agradece su entrega.

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