Milosevic trata de frenar a la oposición con un Gobierno de coalición con los "halcones"
Slobodan Milosevic ha optado por el enroque: su primer ministro yugoslavo, Momir Bulatovic, anunció ayer la formación de otro Gobierno de coalición con los ultranacionalistas de Vojislav Seselj. Este Ejecutivo, compuesto por 27 ministros, es la respuesta del presidente de la República Federal Yugoslava (RFY) a las demandas de la oposición -que el 19 celebrará una manifestación en Belgrado para exigir su renuncia- y las de Montenegro, cuyo presidente, Milo Djukanovic, ha iniciado los trámites legales para lograr un estatuto de igualdad con Serbia dentro de la RFY.
La inclusión de halcones de Seselj -muy críticos con la política de Milosevic, al que acusan de haber perdido Kosovo- supone un retorno a las catacumbas. Los ultranacionalistas del Partido Radical ya estaban en el Gobierno de coalición antes del inicio de los bombardeos de la OTAN, pero lo abandonaron en protesta por la política de Belgrado. Ahora regresan al poder en el Gobierno de la República Federal Yugoslava (que incluye Montenegro) como único sostén, fuera de los socialistas, de Milosevic.El primer ministro yugoslavo, Momir Bulatovic (ex presidente de Montenegro y mano derecha de Milosevic en aquella República hasta su derrota en las urnas) les ha entregado cinco carteras de un Gabinete formado por 27 ministros. Siete de los antiguos titulares han perdido su puesto, entre ellos Zoran Lilic, ex presidente de Yugoslavia antes de Milosevic. Tampoco están los cuatro ministros del Movimiento de Renovación Serbia, del monárquico Vuk Draskovic, que, tras numerosos zigzagueos, ha regresado al campo de la oposición.
El nuevo Ejecutivo descansa en el apoyo inquebrantable del Partido Socialista Serbio de Milosevic y de la Izquierda Unida Yugoslava de la mujer del presidente, Mirjana Markovic. Son los únicos pilares del régimen (junto a los radicales de Seselj) tras la derrota de Kosovo.
Los analistas yugoslavos interpretan este movimiento como un enroque: Milosevic no parece dispuesto a ceder un ápice ante las demandas de la variopinta oposición democrática, que exige su renuncia, la formación de un Gobierno de unidad nacional o de técnicos y la celebración de elecciones anticipadas antes del 2000.
La respuesta de Milosevic, a través de Bulatovic, es meridiana: no hay pacto. El anuncio de la formación de un Gabinete con los duros del búnker se produce un día después de que la poderosa Iglesia ortodoxa optara por unirse a la oposición, anunciara su apoyo a la manifestación del 19 de agosto en Belgrado (la primera que se organiza en la capital aparte de las protestas de los pensionistas y reservistas) y exigiera también la renuncia de Milosevic.
Todos los nuevos ministros se encuentran en la lista de 308 políticos yugoslavos que tienen prohibido viajar por Europa. Entre las nuevas caras destaca Borka Vucic, ex director de la Beogradska Banka, y que es conocido popularmente como el banquero de Milosevic.
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