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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Éxodo serbio

Más de 176.000 serbios han abandonado Kosovo desde el final de los bombardeos de la OTAN y la retirada total de las tropas del régimen de Belgrado de aquella región. De seguir esta tendencia, dentro de poco no habrá presencia serbia en esta región, en la que han convivido con los albaneses desde hace siglos. El responsable último de este drama es, sin duda, el régimen de Slobodan Milosevic, que fomentó, primero en Croacia, después en Bosnia y finalmente en Kosovo, un odio entre las comunidades y una limpieza étnica que, finalmente, se ha vuelto contra su propio pueblo. La idea de una Gran Serbia étnicamente pura ha acabado en una drástica reducción de los territorios balcánicos habitados por serbios. Los odios generados por los crímenes de las fuerzas de Belgrado se han volcado contra muchos serbios civiles inocentes.El origen de la tragedia no puede, sin embargo, llevar a la comunidad internacional a ignorar que el éxodo de la población serbia de Kosovo es un fracaso de los intentos de promover la convivencia interétnica en aquella región y en todos los Balcanes. Sólo la propaganda de Milosevic puede sostener que las fuerzas de la OTAN actúan de forma discriminatoria contra los serbios en la provincia. Es cierto que con la mayoría de los refugiados albaneses ya de vuelta en sus pueblos, y a la vista de la destrucción y las fosas comunes con restos de sus familiares y vecinos, es prácticamente imposible para las fuerzas internacionales garantizar plenamente la seguridad de toda la población serbia. Pero eso no puede impedir que la persecución de los crímenes y desmanes cometidos contra la población serbia tenga que ser implacable. En este sentido, es necesario impulsar la máxima urgencia al despliegue total de las fuerzas policiales de la ONU, cuyo retraso es imperdonable por irresponsable. Una vez establecido un mínimo de orden público y seguridad en la región, los serbios deben ser incentivados para volver a sus hogares. Y, sobre todo, el Ejército de Liberación de Kosovo ha de ser plenamente consciente de que no se será tolerada su oposición al retorno.

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