La privatización de Babcock&Wilcox, suspendida por lo menos hasta septiembre
La privatización del fabricante público vizcaíno de bienes de equipo, Babcock&Wilcox, está suspendida por lo menos hasta el mes de septiembre. La mala situación de la compañía, que empeora día a día, pone las cosas cada vez más difíciles a la Sociedad estal de Participaciones Industriales (Sepi). El pasado ejercicio B&W perdió 21.000 millones de pesetas con una facturación de 26.738 millones. Las dos multinacionales que están inmersas en el proceso de privatización, la alemana Steinmüller y la estadounidense McDermott, no han sido capaces de presentar un balance de transferencias, una oferta en firme por la empresa vasca. Uno de los principales motivos que han dificultado las negociaciones, aún en curso, es la abultada plantilla de B&W, cerca de 1.200 personas, que ninguna de las dos sociedades está dispuesta a asumir. Ante este panorama de incertidumbre la máxima del ministro de Industria, Josep Piqué, de que la privatización o se hacía deprisa o no se hacía, cuelga sobre la sociedad. De hecho, técnicos de la Sepi han valorado ya el coste de un cierre que podría zanjar definitivamente el problema. Aunque en la Sepi se reconoce que con criterios estrictamente económicos algún técnico ha podido hacer este análisis, se desmiente que la política de la sociedad pública vaya a ser el cierre. En Sepi aseguran que se tiene un compromiso formal con la empresa y que de una forma u otra, con los actuales candidatos o con otros, la privatización se llevará adelante. De momento, la empresa soporta tres expedientes de la Unión Europea. El último por la ampliación de capital de 40.000 millones del pasado mayo. PÁGINA 3
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