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Pérez Casado dimitió porque no podía "hacer cumplir los acuerdos del pleno"

Ricard Pérez Casado, ex alcalde socialista de Valencia, recalcó ayer que presentó su dimisión el 30 de diciembre de 1988 ante la imposibilidad de "hacer cumplir y defender los acuerdos del pleno". El ex primer edil desmintió que su dimisión se debiera "al solar de los jesuitas" como aseguró "un comunicado de la empresa Gran Hotel Crystal Palace, SA" publicado en este periódico el pasado jueves. Pérez Casado dijo que ese texto hace referencia a su persona "de modo absolutamente gratuito y además inexacto". Subrayó que esta empresa y otras personas han insistido a lo largo de los últimos 10 años en atribuirle "intenciones que jamás albergó". El solar de jesuitas no pasó de ser, para el ex alcalde, "una anécdota situada al final de un proceso que consistió en la no inclusión en la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1989 y en la correspondiente de la Generalitat para el mismo ejercicio", lo que entendió como "reclamaciones justas tal como se comprobó en años sucesivos". Aprovechó la ocasión para detallar la lista de razones que le abocaron a renunciar a su cargo. En primer lugar, la imposibilidad de "hacer cumplir y defender los acuerdos municipales relativos a los convenios urbanísticos del Ayuntamiento, en base a la autonomía municipal consagrada en el texto constitucional de 1978" Aseguró que también dimitió al no conseguir una financiación para el Consell Metropolità de L"Horta "idéntica" a la que disfrutaban las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. En tercer lugar, dijo que se marchó al no poder renegociar la deuda del Ayuntamiento a medio y largo plazo, y al no conseguir cancelar la deuda acumulada por la prestación de servicios que, en su opinión, no eran competencia del Consistorio. No olvidó justificar su renuncia por el agravio comparativo que, según el, sufrió Valencia al no poder participar en las inversiones públicas de la Administración central y autonómica "en proporción semejante" a la que entonces se decidió para los grandes eventos de 1992 en Sevilla, Madrid y Barcelona. Por último, Pérez Casado afirmó que se fue tras proponer "en solitario" que se declarara no urbanizable el paraje de Rafalell i Vistabella. El alcalde que gobernó la ciudad en los ochenta insistió en que "volvería a dimitir" por idénticas causas a las que provocaron entonces su decisión. Esa "discrepancia política" y esa "visión diferente" del papel y las funciones de la ciudad que mantenía en 1988 no le han hecho "renegar" de sus convicciones ni rechazar su militancia política que "siguen donde estaban". Pérez Casado reclamó a la empresa Gran Hotel Crystal Palace, SA, que defienda sus intereses con otros argumentos "que no sean espúreos" en lo que a él respecta y que "respeten la veracidad que el tiempo siempre restablece" y se remite a las hemerotecas y actas municipales del segundo semestre de 1988.

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