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El alcalde de Moscú respalda a Primakov para relevar a Yeltsin

Rusia está ya en plena campaña electoral y con la principal fruta de esa temporada ya madura: el juego sucio. Es ahora el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, hasta hace poco considerado máximo aspirante a tomar el relevo de Boris Yeltsin, quien denuncia una operación emanada del Kremlin para hundir su carrera política. Por lo pronto da a entender que no será candidato si logra atraer a sus filas al ex primer ministro Yevgueni Primakov, el hombre, señala, que puede pacificar el país y acabar con el imperio de los sin ley.

Luzhkov está viendo las orejas al lobo. En cuanto Yeltsin y su entorno se convencieron de que pretendía ser presidente y de que se consolidaba su nuevo movimiento político (Otechestvo, Patria), le convirtieron en una diana. El líder del Kremlin le dejó con la mano extendida una vez, y en otra hizo que se negara it su helicóptero permiso para sobrevolar Moscú.

Apenas anunció que se adelantarían las elecciones a alcalde de Moscú hasta diciembre, y que volvería a aspirar al cargo, le salió un rival, el ex primer ministro Serguéi Kiriyenko, que más que a intentar vencerle (lo que parece imposible) se dedica a desacreditarle.

El último ataque va dirigido contra la esposa de Luzhkov, Yelena Baturina, investigada por el Servicio Federal de Seguridad (que dirige un incondicional de Yeltsin) por supuesta evasión de divisas a través de su empresa de plásticos. "Se trata —dice el alcalde— de otro paso en la utilización contra mi de las estructuras del poder". Y añade que es "vergonzoso" convertir una batalla política en otra contra los parientes.

La línea de defensa de Luzhkov es doble. Por una parte, hace ver que no está decidido a luchar por la presidencia. Por otra, intenta forjar una poderosa alianza con Primakov, que sigue siendo el político más popular de Rusia pese a que (o precisamente por ello) fue destituido sin contemplaciones como jefe de Gobierno el pasado mayo.

Pacificar el país

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En una entrevista emitida el domingo por televisión, Luzhkov apostó por Primakov, que aún no ha dicho esta boca es mía, y se mostró dispuesto a cederle ya en diciembre la cabeza de la lista de Otechestvo para las legislativas. "Es el hombre que puede pacificar el país —afirmó—, que tiene objetivos serios y constructivos y que no permitiría que prosiguiese él Gobierno arbitrario en el que Rusia se está hundiendo". Porque, según Luzhkov, no sólo no se ha logrado construir todavía una auténtica economía de mercado, sino, lo que es peor, tampoco una sociedad basada en la ley. "Y para eso —remata— no hace falta dinero, sino tan sólo buena conciencia".

¿Y las tan cacareadas ambiciones presidenciales del alcalde de Moscú? Quedarían aparcadas cuatro años. Para entonces contaría con un trampolín de excepción. Porque apenas quedan dudas de que, si Primakov fuese presidente gracias a Luzhkov, éste sería primer ministro, y con más poder que ninguno de los de Yeltsin.

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