Profecías de alta costura

Hace más de cuatro siglos, quién sabe si con los ojos enrojecidos por algún vino de Salon-en-Crau, quién sabe si con el delirio de un sueño acabado a destiempo, Nostradamus vaticinó que el fin del mundo acontecería en julio de 1999. Algunos acólitos de Michel de Nostradamus ya son capaces de medir con palmos el aire que les queda por respirar. Hace poco se ha divulgado que el afamado modista Paco Rabanne está abandonando apresuradamente sus delicados alfileres para salir corriendo de París, seguramente delante del reguero de un grito amanerado. Tal vez el señor Rabanne, aburrido de endomingar a la anorexia con tanta lentejuela, haya querido diseñarnos ahora un fin del mundo de alta costura con reflejos metálicos y algún accesorio de plástico. Me pregunto si esta visión particular del fin del mundo vestirá también a unas piernas largas, o si el andar de la sombría maniquí dejará algún especial aroma a tragedia sobre la pasarela. Con esta nueva tendencia merodeando en las cabezas de los modistas, mejor sería que procurásemos comprar sólo ropa de segunda mano, al menos hasta fin de mes.- .