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La victoria se resiste a los franceses

El italiano Commesso se adjudicó la etapa más larga y abrasadora

Luis Gómez

Hacía 49 grados sobre el asfalto, lo que se dice un calor abrasador. El clima convirtió en un infierno la etapa más larga de este Tour, pero los hechos se sucedieron con aparente normalidad: 15 corredores se escaparon a los nueve kilómetros, el pelotón les dio conformidad, y dos de ellos llegaron juntos a disputarse la victoria, dos italianos para más señas. Y fue el pequeño Salvatore Commesso quien se llevó la etapa. El pelotón llegaría 22 minutos más tarde, pero daba lo mismo: entre todos se bebieron las existencias del líquido elemento. Todo normal, salvo que no ganó un corredor francés y esa evidencia empieza a ser irritante para algunos. ¿Por qué no ganan los franceses? Porque van limpios, concluye la prensa local, que ha hecho sangre de la retirada del modesto (y molesto) Christophe Bassons. Así que mientras no gane un francés, todos son sospechosos. O así lo parece.La jornada más calurosa de este Tour siguió el libreto de los últimos días. El pelotón amanece con ganas de que se forme un grupo que libere a casi todos de la pesadilla. Se producen los saltos, uno en el kilómetro tres y otro en el nueve, y por fin se ordena el asunto: 15 corredores bien alejados de la general, dispuestos a jugarse la etapa en algo así como 220 kilómetros de escapada bajo el sol abrasador. Era para pensárselo, pero allí se metieron varios españoles: Peña y García Acosta (Banesto), Pascual Rodríguez (Kelme), Francisco Cerezo (Vitalicio) y Luis Pérez Rodríguez (ONCE). Tranquilas las conciencias, el grupo de escapados puso camino de por medio (hasta una diferencia de 18 minutos de forma estable) para jugársela entre todos en los últimos 25 kilómetros. El pelotón se lo tomó entonces con calma, salvo un largo trayecto al final donde se vio al equipo Kelme, en pleno, tirando del gran grupo para estupefacción general. ¿Qué hacían los Kelme haciendo la tarea del líder? ¿Qué mosca les había picado? Álvaro Pino dio en seguida cumplida respuesta por la televisión francesa: el Kelme estaba trabajando para impedir que Banesto sumara más minutos de la cuenta para la general por equipos, dado que tenía dos corredores en la escapada. La explicación satisfizo a todos, pero nadie alcanzó que había sido una buena idea. Armstrong debió de agradecer el favor al Kelme y el tiempo dará o quitará la razón a Álvaro Pino, fino estratega de la general por equipos.

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De los 15 fugados, dos eran franceses, que no supieron/no pudieron estar presentes en la acción decisiva. La etapa terminó con los italianos ocupando las cuatro primeras posiciones, lo que no sería sospechoso dada su natural habilidad para este tipo de decisiones. Siempre, claro está, que la prensa francesa no diga lo contrario.

Porque el clima se enrarece con el paso del tiempo y la ausencia de noticias en torno al dopaje. La cuestión a debate, en estos momentos, es si existe alguna explicación que justifique la mala actuación de los ciclistas franceses (salvo Virenque, claro está, aunque no parezca el mismo de hace dos años). Buena parte de la prensa ha resuelto el debate de una forma terrible, aludiendo al denominado ciclismo de dos velocidades, la límpia de los franceses, sometidos a más controles, y la sospechosa del resto de los corredores, entre quienes se incluye, naturalmente, Armstrong, el líder. La campaña intranquiliza también a una parte del pelotón francés, que no se siente a gusto con esta utilización que se hace de su actuación. Y que tampoco veía con buenos ojos a Christophe Bassons, un corredor mediocre antes y ahora, que parece hacer fortuna en los medios de comunicación convertido en paradigma de la lucha contra el dopaje. Es difícil concretar hacia dónde conducirá este clima de sospecha permanente. Conducirá, seguramente, a que alguien establezca la sombra de la duda sobre los primeros de la general. Teniendo en cuenta que el primer francés (aparte Virenque) es Heulot (6º puesto), está claro quiénes son los primeros afectados.

Pero la vida sigue, y el Tour consume kilómetros. Y el público atiende a una carrera que sigue consiguiendo buenas audiencias por televisión. Ayer mismo, Bassons, 24 horas después de haber puesto pie a tierra, era el personaje del día en los periódicos y la televisión. Curiosamente, en la carretera las pancartas de ánimo iban dirigidas a Virenque.

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