Felicidades, David

Me pongo a esto aquí tumbado, en la camilla del masaje. Estoy en manos de Iñaki, que no está muy duro conmigo. Cuando estoy más cansado es cuando más me aprieta, como tras el segundo día de los Alpes.Ya me dicen que se nos ha visto bien por la tele al final, tirando del pelotón en fila. Nos ha venido bien ponernos así, a tope, porque estábamos viviendo una buena guerra de manillares en la cabeza. Cogiendo la posición en una recta y perdiéndola en la curva y volviendo a pelear por ella. Y como tampoco era un terreno de mucho desgaste, pues mucho mejor. Teníamos previsto Solaun y yo dejar a Alex bien delante al comienzo de la subida, que luego haría con Mancebo y Beltrán, pero nada más pasar la última curva nos ha pasado Armstrong a toda velocidad y nos ha descolocado a todos. Ya le dije a Alex que le pasaba por un lado, pero él me dijo que no, que tranquilo, que conozco bien la subida y ya me lo monto yo. Y para delante se fue solo. Muy bien.

Bueno, habrá que darle la enhorabuena a David. Ha sido una gran alegría que ganara la etapa. Se lo merece, por sus cualidades personales y por su manera de andar. Es el corredor ideal para estas carreras. Tiene algo especial David. Ya me fijé el año pasado cuando ganó una etapa en la París-Niza, que íbamos todos a tope, a tope, y él supo aguantar muy bien y tirar para arriba. Cuando se ha metido en el corte, lo he visto enseguida que iba a acabar bien. Y luego, cuando pasábamos por el puerto de segunda hemos sabido que se iba solo y ya no lo he dudado. Justo por la mañana estábamos diciendo que el ciclismo español llevaba cinco años sin ganar una etapa en línea y mira. Creo que se ha acabado un prejuicio con esto. Y también se ha demostrado que los españoles somos la salsa de este Tour, que estamos en todas las batallas. Sin nosotros, sería mucho más aburrido. Llevamos una rivalidad importante pero buena.