Un gas que afecta a los pulmones
Las vías respiratorias constituyen la principal puerta de entrada del ozono en el organismo humano. Por ello, los efectos de este gas tóxico -entre cuyos síntomas está la tos, el dolor de cabeza o las náuseas- están ligados a la función pulmonar y, consecuentemente, al ejercicio físico. El resultado es que entre los grupos de población más afectados figuran, según el Ministerio de Medio Ambiente, las personas con alguna enfermedad pulmonar, las que practican deporte y los niños (por su actividad al aire libre); es decir, cerca de un 10% de la población.El grado de afectación, con todo, depende de la cantidad de ozono a la que se esté expuesto. En este sentido, la OMS ha establecido unos valores guía, por encima de los cuales existe peligro para la salud, y que se correponden con la exposición durante una hora a una concentración de 150 a 200 microgramos de ozono por metro cúbico.
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