_
_
_
_
_

El "lehendakari" solicita a Aznar que reciba a Otegi, el líder de EH

Luis R. Aizpeolea

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, reveló ayer que ha restablecido un "hilo directo" con el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, sobre el proceso de paz en Euskadi. Manifestó públicamente que ha pedido a Aznar que cumpla el compromiso de flexibilizar la política penitenciaria. Aunque no quiso ser más explícito, fuentes del Gobierno vasco confirmaron que le ha pedido también que reciba al líder de Euskal Herritarrok (EH), Arnaldo Otegi. Ibarretxe sostiene que "a corto plazo" recae sobre el Gobierno de Aznar la principal responsabilidad en el proceso de paz.

Ibarretxe cerró ayer, con un encuentro con los medios de comunicación, su primer viaje a Madrid tras las elecciones municipales y forales del 13-J. El lehendakari trató de alejar el temor de que tras el final de la violencia terrorista, el nacionalismo trate de aprovechar el clima político para acceder a la autodeterminación. Estuvo conciliador y confirmó su respeto a la pluralidad que sistemáticamente arrojan las urnas en el País Vasco. "No sólo en estas elecciones sino desde siempre", insistió. "Un 55% de la población, que vota nacionalista, no puede imponer su voluntad a un 45% que vota no nacionalista". "La solución al problema vasco no está ni en la independencia ni en mantener intacta la Constitución", declaró. Distingue dos fases en el proceso vasco de paz. Una primera, a corto plazo, cuya responsabilidad principal recae en el Gobierno, y una segunda, a medio y largo plazo, que corresponde a todos los partidos vascos, incluido EH, las siglas electorales de Herri Batasuna, y a él mismo como lehendakari. Precisó cuáles deben ser, a su juicio, los pasos inmediatos en el proceso vasco de paz: llegar a una política de consenso con las víctimas del terrorismo, de la que es una muestra la proposición de ley que les reconoce moralmente y les indemniza; un giro en la política penitenciria, con su inmediata flexibilización; un escenario político de ausencia de violencia en Euskadi, del que destacó el pacto de legislatura del Gobierno vasco, PNV-EA, con EH; y la distensión política, reflejada en el "desarme verbal".Ibarretxe insistió en que, en este momento, le toca al Gabinete de Aznar mover ficha con la flexibilización de la política penitenciaria. Argumentó que es un compromiso parlamentario alcanzado en dos plenos del Congreso, los de 10 de noviembre y 15 de junio pasados. Reconoció que esta petición se la ha trasladado personalmente a Aznar.

Situó a medio y largo plazo la responsabilidad de todos los partidos vascos y la suya como lehendakari, con la constitución de un nuevo foro sobre la paz, que supere "la Mesa de Ajuria Enea y la de Lizarra". No urgió su convocatoria. Ni siquiera le fijó un plazo de constitución. Dijo que se convocaría en el momento "oportuno", cuando haya "suficiente madurez en las fuerzas políticas". Ayer se limitó a defender su necesidad porque en Euskadi "hay un problema político histórico, pendiente de resolver".

Fijó algunas orientaciones políticas para el medio y largo plazo del proceso de paz: el objetivo principal es hacer definitiva la tregua de ETA y respetar la pluralidad política de la sociedad vasca pues "vascos son tanto los no nacionalistas como los nacionalistas". En este sentido, vaticinó que el entramado político-jurídico que pueda salir del nuevo foro "ni será la independencia ni se quedará en los límites de la Constitución". Admitió el papel secundario del Ejecutivo vasco en las conversaciones entre los representantes del Gobierno de Aznar y la dirección de ETA, pero aclaró que estaba puntualmente informado por el "hilo directo" que ha restablecido con el jefe del Gabinete.

Ibarretxe no quiso ser muy explícito sobre esta cuestión, pero dio a entender que sus relaciones con Aznar se han normalizado. El presidente marcó distancias con el PNV y el Gobierno nacionalista al quedar marginado de la gestación del Pacto de Lizarra y de la declaración de la tregua de ETA, en septiembre. En consecuencia no informó ni al Gobierno vasco ni al PNV del primer contacto que los interlocutores designados por Aznar mantuvieron con la dirección de ETA a mediados de mayo. Ibarretxe dio por zanjado este problema.

Echó un capote al portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, al respaldar su decisión de rechazar una moción conjunta sobre el proceso vasco de paz, tras el debate del estado de la nación. "Es una cuestión muy compleja que necesita muchas horas de debate", le disculpó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Asumió el desgaste electoral que está acarreando al PNV su política de alianzas con EH por "responsabilidad histórica". "En estos momentos, nos toca acompañar a un mundo [en referencia a EH y ETA], en una decisión que es valiente y arriesgada. Es una iniciativa de calado estratégico, en la que no estamos jugando a corto plazo".

La presencia de Ibarretxe, el miércoles y jueves, en Madrid, no fue baladí. Ofreció una conferencia y tuvo un encuentro con los medios de comunicación para eliminar prejuicios sobre el proceso de paz. En la conferencia, organizada por La Vanguardia, hizo un gran despliegue. Estuvo acompañado de la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia; el portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz; la consejera de Cultura, Mari Carmen Garmendia; los diputados del PNV y numerosas personalidades de la vida socio-económica vasca.

En términos políticos destacó la notoria representación socialista: Juan Manuel Eguiagaray, de la Ejecutiva federal; Javier Rojo, portavoz adjunto del Senado, y el ex ministro Carlos Solchaga. Ibarrexte aludió a ella. Contrastó con la ausencia absoluta de representantes del Gobierno y del PP.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_