El Galibier y Sestriere abren la montaña
Armstrong renueva por dos años, y Escartín anuncia que atacará en los Alpes
La primera jornada de descanso no fue igual para todos. Lance Armstrong, el líder, se vio obligado a cumplir con el protocolo del maillot amarillo: sesión de fotos, entrevistas, conferencia de prensa y mucho jaleo a su alrededor. El US Postal aprovechó la ocasión para anunciar que el equipo seguirá dos años más y que Armstrong será su jefe de filas hasta el 2002. A Olano le tocó en suerte lidiar con las críticas, Zülle parecía haber recuperado la sonrisa y Escartín prometía un ataque en toda regla, a través de Pino, en funciones de portavoz: "Cuanto antes, mejor". Cuanto antes significa el mítico Galibier, la montaña que hace un año puso de amarillo a Pantani. En vísperas de la primera cita montañosa, la mayoría abundaba en cautelas y respeto hacia el líder. "Como a mí no me ha sorprendido lo de Armstrong, creo que es mejor esperar hasta mañana no vaya a ser que quiera decidir definitivamente la carrera". Eusebio Unzue es así de terminante respecto al norteamericano. "Le habíamos visto ya en la Ruta del Sur y en la Dauphine Libéré y para mí no hay ninguna duda al respecto de lo que pueda hacer en la montaña. Será, en todo caso, un día para ver qué hacen los escaladores, pero que nadie espere ver a Armstrong en situación de debilidad".
Y los escaladores no hablan demasiado. Tal es el caso de Richard Virenque, cuya popularidad es incuestionable en este Tour y avanza según transcurren los días. El público, que es su público, espera verle en la montaña, pero el corredor no parece tener prisa: "La gente tiene que tener en cuenta que mi preparación no ha sido la idónea por muchas razones, así que es mejor esperar a los Pirineos". En esas, Escartín, se compromete, pero no lo hace él en persona, sino su director, Álvaro Pino, que habla de quemar las naves y lanzar el ataque con el podio a la vista. "Y cuanto antes, mejor", anuncia el técnico. ¿Por qué lo dice Pino y no el propio Escartín? Habrá que ver cómo y dónde comienzan a moverse: el año pasado, fueron los animadores del Galibier (Serrano y Escartín, saltaron del grupo) de una jornada que puso a Pantani de amarillo. Y hoy toca Galibier.
Naturalmente, la peor parte se la llevó Abraham Olano, a quien todo el mundo pronostica serias dificultades para mantener la posición que ocupa en la general (3º). Olano tuvo que dedicar la mañana a responder a cuantas críticas se le han hecho por su actuación en la contrarreloj. Salió en su defensa, con la contundencia que le caracteriza, Manolo Saiz, su director. "Olano es un corredor al que se trata injustamente, es un hombre que siempre se emplea al cien por cien y a pesar de ello se le exige demasiado". Cuantos esfuerzos hicieron por matizar la calificación de su actuación resultaron inútiles. Lo que para la mayoría mereció el calificativo de decepcionante, para la pareja Olano-Saiz fue bueno a secas; lo que para todos fue un detalle imperdonable (no repasar el recorrido de la contrarreloj in situ) para ellos era irrelevante ("era una forma tonta de gastar energías", llegó a decir Saiz). Ambos sólo accedieron a reconocer que Olano debió haber estado, al menos, en el tiempo de Zülle. De tanto poner excusas, terminó en la marginación un detalle que, en otras circunstancias, habría movido al optimismo: el ONCE tiene a cuatro corredores entre los 15 primeros de la general (Olano, Santos González, Perón y Luis Pérez). Es el único equipo con tantos efectivos tan bien situados, pero deben ser destinados a la defensa de Olano.
En el Banesto, tranquilidad. "Hemos salido de la UVI", decía un satisfecho Echávarri, nada más conocer el resultado de la contrarreloj de Zülle. Unzue, sin embargo, no se inclina por tomar la iniciativa: "Nos interesa que la etapa vaya rápida, pero tenemos que observar lo que hace el líder. De Zülle me quedo con la magnífica imagen que me dio en los últimos 15 kilómetros de la contrarreloj. El tránsito por los Alpes se resume en dos largas etapas de más de 200 kilómetros de extensión. Hoy, pasarán por el Telegraph (12 km. al 7,1%), el Galibier (18 km. al 6,9%) hasta la meta situada en Sestriere (11,2 km. al 5,8%). Mañana, doble ración con tres puertos de la máxima categoría (Mont Cenis (24,7 km. al 6,3%), Croix de Fer (28,6 km. al 5,2%) y final en L"Alpe D"Huez (13,8 km. al 7,9%). No son puertos extraordinariamente agresivos en su pendiente, pero sí fundamentalmente interminables, que es una condición que distingue a los Alpes respecto de los Pirineos. Hay que tener en cuenta que, entre martes y miércoles, los corredores deberán subir unos 107 kilómetros de puertos calificados como de 1ª categoría o categoría especial. Terreno suficiente como para que el Tour se defina claramente.
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