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Del kiosco a la impresora

De la cama a la impresora, sin pasar por el kiosco. Ésta es una de las alternativas que el lector de periódicos tiene a su alcanzce en este fin de siglo. La posibilidad de que un usuario pueda crear su propio diario personalizado con las secciones que más le interesan, para leerlo durante los diez minutos que dura el trayecto en metro de su casa al trabajo, o de que escoja oirlo mientras se lava los dientes, está a la vuelta de la equina. El prototipo de periódico a la medida del usuario es ya una realidad -aunque no está comercializada, tecnológicamente ya es posible- que surge del debate en el grupo de alumnos de doctorado de la primera promoción de ingenieros informáticos de la Universidad de Valencia. "Usted puede tener su edición personalizada de EL PAÍS con el servicio de noticias Uni2 y, si es ciego, es la primera vez que puede tener la sensación de haber leído el periódico", resume Gregorio Martín, el responsable de la licenciatura de Ingeniería Informática, que sostiene que hoy en día con un programa In Voice, un teclado sencillo, un ratón y un interface, se puede tener la prensa a la carta. Gracias a un interface de usuario y el desarrollo de un programa basado en comandos por voz, cualquier lector podrá escoger, leer y oir su periodico en casa, y navegar por el con dos únicas teclas: ESP+ ENTER. Pero, además, el grupo de trabajo ha diseñado la oferta con una carta de "servicios añadidos", que le permitirán consultar las opciones que más le interesen, desde la cartelera o las críticas de películas, hasta comprar las entradas, simplemente añadiendo una conexión a otro servidor que preste estos servicios, como por ejemplo Servicaixa. "Esta opción nos lleva a otro debate, porque el periódico se convierte entonces en un portal como Ozú, Olé....", precisa Martín, para quien la empresa de comunicación se convierte, así, en multimedia por naturaleza. Sin embargo, subraya, que como lo importante en el caso del periódico fabricado en casa sigue siendo la información, ello obligará a poner más énfasis en los titulares, porque de ellos depende la preselección de noticias que haga el usuario. De la misma forma que habrá que buscar un equilibro entre información y publicidad. "Eso ya se ha puesto de manifiesto con la televisión privada codificada. La gente ha decidido comprar su tiempo de ocio sin publicidad", sostiene. Y el ahorro de tiempo y los servicios a la carta, en su opinión, "deben tener un precio, mediante la fórmula de la suscripción". En medio de este debate, de si las empresas periodísticas se harán o no la competencia entre sus propios productos, Martín introduce otro elemento de análisis de mayor calado: "No hay que perder de vista, que hoy por hoy, los ciegos no pueden leer un periódico", y esto en pleno desarrollo de la sociedad de la información, es inconcebible. "Gracias a los programas de síntesis de voz (nivel de inglés y castellano) las cosas más textuales pueden ser reproducidas de manera oral. Lo cual es un avance importante para los ciegos. En Estados Unidos existe ya un tipo de servicio similar de noticias, aunque es por teléfono y es más barato que Internet", precisa. La credibilidad y la información como herramientas accesibles a todo el mundo es, pues, parte del debate sobre el desarrollo de proyectos de Innovación y Desarrollo tecnológico (I+D) con capacidad de resolución aplicada, en el que están inmersos los recién titulados Pedro Morillo, Vicente Ramón Trué, David Ferruz, Hipólito Alós, Carlos Gómez, Joaquín Costa, José Luis Rivas. A la pregunta de "¿por qué con EL PAÍS?", se sonríen, abren las estadísticas de OJM y afirman: "Porque a la 1:20 de la tarde, entre el personal y alumnos adscritos al servidor de la Universidad de Valencia, el número de consultas realizadas a la página web de este periódico supera con creces al resto de buscadores, ni siquiera Olé, y al propio correo electrónico". La pregunta que queda en el aire es: ¿Puede existir un periódico que nunca haya sido impreso? El grupo se inclina por el sí, aunque precisan que "la disquisión no tiene nada que ver con el antiguo debate que auguraba la muerte de la prensa escrita". Nada de eso. "Estamos hablando de otro tipo de servicios: un periódico que está en la mesa de tu despacho, cuando te despiertas, sin pasar por el kiosco, directamente a tu impresora".

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