La polémica nacional está servida
¿Debe Hillary presentarse a las elecciones para el Senado de Nueva York? ¿Debe lanzarse a una carrera cuyo desenlace natural sería -dentro de varios años- la lucha por la candidatura demócrata para ser la primera presidenta de EEUU? "¡Preséntante, Hillary, preséntate!", es el grito que la ha acompañado en sus recientes apariciones públicas. Pero ayer, cuando llegó al aeropuerto de Binghamton, también pudo leer en grandes carteles: "¡Lárgate a casa, Hillary"! Hay otros más vehementes: "¡Hillary es una zorra socialista!", escribe Brian Wilt -y es el comentario más suave- en la página de Internet que los Amigos de Hillary denominan No amigos de Hillary. Como las grandes figuras, esta mujer deja indiferente a nadie. El problema que tiene es similar al de su marido: suscita tanta devoción como repulsión. Tiene fama de capaz, de ser muy inteligente; despliega una gran energía a su alrededor y ha despertado simpatías por el aguante que ha demostrado con las tropelías de Bill. Pero da una imagen de ambiciosa en exceso, de persona fría y cerebral que se cree muy lista, de antipática. Curiosamente, en el sondeo de los Amigos de Hillary sobre si debe presentarse o no, un 38% cree que no y un 62% que sí, de una -por el momento- escuálida muestra de 3.274 opiniones.
Mientras medita su decisión sobre el escaño por Nueva York, a Hillary le pueden servir los consejos que le da, en una carta abierta publicada en Newsweek, George Stephanopoulos, el que fuera asesor de Clinton: primero, la mitad del tiempo de la campaña tendría que dedicarla a recaudar fondos; segundo, en la otra deberá esforzarse por convencer a los neoyorquinos de que va a ser su senadora. "La caravana de coches y el servicio secreto la separan de la gente de la calle. Esa gente necesita verla como Hillary, no como la primera dama Hillary Rodham Clinton. Vaya a charlar a las cocinas y los cuartos de estar, donde la puedan tocar". Stephanopoulos le recomienda también un esfuerzo con la prensa, a pesar de "los dolores de cabeza que le han dado en los últimos años". En definitiva, "para triunfar, la campaña tendrá que ser sobre el futuro de Nueva York, no sobre el pasado de Hillary".
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