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BALONCESTO Campeonato de Europa

España encara el camino del oro

La selección dio una inapelable lección de juego a Francia, y hoy luchará por el oro contra Italia

Robert Álvarez

La selección española sobrevoló el escenario más grande de Europa y dio cuenta del equipo más venerado que jamás haya habido en Francia con una lección magistral de baloncesto como no se recordaba. Le valió para asegurar la medalla de plata y la posibilidad de luchar por la de oro en la final que disputará hoy (18.00, TVE-1) contra Italia (que venció a Yugoslavia 71-62). Pero la victoria tuvo, si cabe, un valor añadido: el redescubrimiento del talento y la calidad de uno de los equipos que más penurias ha pasado en la historia del baloncesto español, al que siempre se le reprochó su blandenguería en los instantes decisivos, su falta de talante ganador. Ayer, esa generación mestiza que encarnan Herreros y Dueñas, se redimió de todas sus aisgnaturas pendientes. La actuación ante Lituania el jueves y ante Francia ayer sólo admite comparaciones con lo que logró otra generación, la mejor de la historia del baloncesto español, la que ganó la medalla de plata olímpica en 1984 en Los Ángeles y que también fue subcampeona precisamente en Francia, en Nantes, hace nada menos que 16 años.

FRANCIA 63 / ESPAÑA 70

Francia: Foirest (7), Rigaudeau (10), Digbeu (8), Bilba (11), Weis (0); Gadou (10), Smtih (6), Risacher (3), Sonko (4), Julian (0), Abdul-Wahad (4) y Sciarra (0). 26 canastas de 58 lanzamientos. 7 de 19 triples. 4 de 8 tiros libres. 27 rebotes, 9 en ataque. 21 faltas personales.España: Nacho Rodríguez (2), Carlos Jiménez (0), Herreros (29), De Miguel (14), Reyes (10); De la Fuente (6), Dueñas (4), Corrales (3) y Angulo (2). 27 canastas de 50 lanzamientos. 3 de triples. 13 de 23 tiros libres. 38 rebotes, 11 en ataque. 15 faltas personales. Árbitros: Jungebrand (Finlandia) y Sudek (Eslovaquia). Lleno en el pabellón Bercy de París. Unos 14.000 espectadores. Partido correspondiente a las semifinales del Eurobasket99.

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Sainz elogia a Herreros y Dueñas

Mucho tiempo, muchos fracasos y muchos torneos a medias tintas después, la selección volvió a ofrecerse la gloria, la de los mejores momentos de su historia. Francia, su selección y su público, tuvo que rendirse ante la aplastante superioridad española, tan descomunal que redujo al expediente los seis últimos minutos de partido.

La actuación de los nueve jugadores que utilizó Lolo Sainz fue irreprochable. Pero dos de ellos estuvieron un punto por encima de sus compañeros, tiraron del grupo y lo pusieron en órbita. Herreros fue el látigo constante que sintió sobre sus espaldas Francia, con 29 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias. Los franceses se turnaron en su marcaje. Pero ni toda Francia habría sido capaz de impedir ayer que la muñeca caliente de Herreros agujerease el aro desde todas las posiciones posibles.

Los franceses, que sufrieron una parálisis casi total ante la brillantísima defensa española, se encontraron en los pocos momentos en que dieron alguna señal de vida con una batería de pívots excepcional. Con Reyes y De Miguel tan inspirados en uno como en otro aro. Pero quien realmente anonadó al equipo francés en la segunda parte fue Roberto Dueñas. No pudieron digerir su mera presencia. Alzaba los brazos y disuadía de todo intento de penetración o pase interior. Y si alguno de los jugadores franceses, sin otra alternativa, acabó intentando burlar al gigante español, recibió como castigo un mate.

Actuación impecable

El partido de la selección española fue impecable del principio al final. Arrancó con fuerza y en un par de minutos (0-6) dejó en evidencia la tremenda debilidad de los pívots franceses. Weis y Bilba tuvieron que ser relevados a las primeras de cambio. Y Smith y Gadou apenas les enmendaron la plana, mucho menos Julian. Jiménez frenó a Rigaudeau y Francia sobrevivió gracias al atlético Digbeu, el nuevo fichaje del Barcelona, que anotó tres triples y fue el único capaz de dividir la defensa española. Aun así, España no abría hueco, como casi siempre porque le costó excesivamente encontrar un movimiento adecuado del balón y alguna posición de tiro idónea en ataque estático. Echó en falta la selección los puntos de media distancia que no logran sus pívots, siempre amarrados al aro, y que sí les daba en cambio Bilba a los franceses. Después de mantener un vibrante mano a mano, España pasó por la única situación de riesgo cuando llegó a perder por 29-25. Pero lo solventó sin mayores problemas e incluso se fue al descanso con ventaja (29-31) después de una providencial asistencia de Corrales a De Miguel en el último segundo de la primera parte.

La demostración de superioridad española en el segundo tiempo fue una de las contundentes que se hayan visto en épocas recientes. De la Fuente se unió a la fiesta con un severísimo marcaje a Rigaudeau y tres canastas en las que puso de manifiesto sus excelencias técnicas.

La rapidez del juego de transición español acabó dejando exhaustos a los franceses que ya no estaban ni para bajar a defender. España, que no necesitó durante 11 minutos siquiera de cometer faltas personales, abrió hueco (43-56) y Francia no encontró ningún revulsivo. Lo máximo que lograron los franceses fue, cuando les entraron un par de triples a la desesperada y ya en una fase en la que su derrota estaba consumada, acercarse a seis puntos, 59-65, con 28 segundos por disputarse. Pero a España le bastaba por entonces con mantener la cabeza fría y correr. Y de esta forma consumó el mayor triunfo de los últimos 15 años de su historia.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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