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FÚTBOL Copa América

Ronaldo y Ronaldinho

La estrella del Inter de Milán quiere cumplir con su tocayo el papel de padrino, igual que los veteranos le ayudaron a él en otro tiempo

Juan Arias

Les llaman los Ronaldinhos. Ayer la prensa nacional abrió sus portadas con la demostración que ambos hicieron contra la selección de Venezuela, en esa goleada por 7-0 que logró Brasil en la Copa América. Tres de esos goles fueron obra de los Ronaldinhos. El del Ronaldinho júnior fue épico. Toda la crítica señala que ha nacido un genio del futbol brasileño. Tiene 19 años. Hasta ahora no existía problema porque Ronaldinho en Brasil y en el mundo no había más que uno. Era el ídolo, el sueño de las madres y de todos los niños pobres del país. Le llamaban también El Fenómeno. Pero ahora hay dos. ¿Cómo distinguirles al nombrarlos o al escribir sus nombres? Es un tema que se ha convertido en asunto nacional como todo lo del fútbol en este país.

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Ambos son mulatos, los dos llevan pendiente y la cabeza pelada. La gente hasta dice que se parecen, aunque no es verdad. Sólo las orejas las tienen iguales. Grandes. Y los dos son jóvenes, sonrientes y simpáticos. Ronaldinho, el primero, el grande, el rico, que acaba de comprarse un coche de 50 millones de pesetas, no se ha sentido tocado por la llegada de su homónimo. Hasta se han retratado juntos abrazados.

Ronaldinho, el rico, le ha dicho al Ronaldinho pobre -que sueña con ser un día rico como él- que del mismo modo que a él los jugadores veteranos le ayudaron a triunfar, también él le va a hacer de padrino. Ronaldinho, el mayor, hasta había pensado pedir que le llamaran con su viejo mote de niño, que era Dadadá, pero se lo han desaconsejado porque es muy feo. El seleccionador nacional, Wanderley Luxemburgo, ha propuesto que al Ronaldinho segundo se le añada una "i" más y que se escriba en cursiva (Ronaldiinho) que sería como un Ronaldito aún más diminutivo. Ello constituiría una solución a la hora de escribir sus nombres, pero ¿y para los locutores de radio y televisión? Ése va a ser el mayor problema. Por el momento están diciendo: Ronaldinho del Milan y Ronaldinho del Gremio. Después, Dios dirá.

Magia y arte

Ellos, los Ronaldinhos, se limitan a decir que lo importante es que se oiga gritar por los micrófonos que Ronaldinho, el que sea, ha metido un gol. Luxemburgo, no obstante, ha hablado también de Ronaldinho como jugador: el seleccionador de Brasil elogió ayer "la magia" y "el arte" del delantero en su espectacular gol durante el partido que la selección carioca disputó ayer ante Venezuela. "Debemos aplaudir ese gol por su arte, por su belleza y porque eso es el fútbol", señaló el técnico al recordar la calidad del gol marcado por el delantero que, con un sombrero incluido (pasar el balón sobre un defensa sin que éste pueda alcanzarlo, para recogerlo después en carrera), se deshizo de dos rivales y batió al portero venezolano.

El propio Ronaldo se deshizo también en elogios, y acertó a decir que Ronaldinho tiene "un gran futuro".

Lo que sí es cierto es que el llamarse Ronaldinho, como El Fenómeno, le ha dado suerte al joven jugador del Gremio ya que, además de ser un gran jugador, la gente piensa que no puede ser malo. Por lo pronto ha llegado a la selección nacional. Y ya se lo están rifando los mejores clubes, dentro y fuera del país. Y sus padres pobres, tocando el cielo con un dedo.

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