Busca y captura

Chick Corea & Origin. C. Corea, piano, marimba. Robert Sheppard y Steven Wilson, saxofones. Stephen Davis, trombón. Avishai Cohen, contrabajo. Jeff Ballard, percusión. Sala Iturbi. Palau de la Música. Valencia, 30 de junio de 1999.Una cierta informalidad presidió desde su inicio el concierto inaugural del III Festival de Jazz del Palau de la Música de Valencia, protagonizado por Chick Corea y el quinteto Origin. En primer lugar, el escenario, con las luces generales encendidas y un hilera de butacas y mesas detrás de los músicos completada con lo que podría parecer un cattering, además de las fundas de los instrumentos esparcidas por doquier. En segundo lugar, la puesta en escena, iniciando las dos partes de que constó el recital con una especie de ensayo o sesión de afinación, como diciendo "así de natural se construye nuestra música". Por más informal o natural que se pretendiera, este planteamiento no dejaba de producir una cierta sensación de frialdad que el desarrollo musical del concierto apenas pudo paliar. Corea busca en el equilibrio entre la rigidez de la partitura y la libertad de improvisación la fluidez de una música compuesta y arreglada específicamente para las voces instrumentales que integran Origin. Y él mismo, convertido en motor y, a la vez, en uno más del grupo, parece seguro a la busca y captura de la inmediatez perdida. Pero, a menudo, la propuesta de Origin producía la impresión de una mahonesa que no acaba de cogerse, por muy sugestiva que sea la receta y contrastada la profesionalidad del cocinero. En directo, el experimento se revela más cerebral que emocional. Y la profusión de solos escasamente excitantes por parte de sus miembros, si exceptuamos la nitidez del propio Corea, no contribuía a hacer más atractiva una mezcla basada en composiciones propias -salvo Bewitched- con la frecuente marca latina de la casa más interesantes, por lo demás, sobre el papel que en la práctica. Nada impide que esta relación pueda invertirse en el futuro o en otro contexto.