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Guerra renuncia a presentar su candidatura porque se han descartado otras primarias

Anabel Díez

El ex vicesecretario general del PSOE Alfonso Guerra anunció ayer que estaría dispuesto a plantearse su candidatura a la presidencia del Gobierno, para enfrentarse a José María Aznar, si se pusiera en marcha un proceso de elecciones primarias, pero no está interesado en el asunto si la elección se produce, tal como aprobó el domingo el Comité Federal, por un procedimiento reducido, "como una operación montada". Aun así, el nombre de Guerra, que no ha sido propuesto oficialmente todavía, podría llegar hoy mismo a la sede federal del PSOE de la mano del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien ayer, pese a elogiar a Joaquín Almunia, afirmó que el secretario general no es la persona que la militancia necesita y que los electores "reclaman". Tanto Ibarra como José Bono se han autodescartado como posibles candidatos.

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Las opciones del PSOE en busca de su nuevo candidato electoral son cada vez menos, toda vez que el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, rechazaba ayer la invitación de Joaquín Almunia de aceptar el cargo. El secretario general, por tanto, se perfila como el único dirigente con posibilidades que saldrá de las consultas que él mismo está manteniendo con todos los sectores del partido por encargo del Comité Federal. Alfonso Guerra, cuyo nombre había sido propuesto en declaraciones a la prensa por Rodríguez Ibarra -quien durante el proceso de primarias en las que salió elegido José Borrell dijo mantener "muchísimas dudas" sobre este método-, se apresuró a hacer explícito que no participará en una disputa de la candidatura si no es en elecciones primarias, procedimiento que quedó descartado el domingo con los votos también de los guerristas. La expectación en los pasillos del Congreso estaba en Alfonso Guerra desde el mismo momento en que el presidente extremeño había anunciado que es su candidato, y probablemente así se lo hará saber hoy a Joaquín Almunia en la entrevista que mantendrán al mediodía dentro del proceso de consultas abierto por el secretario general para escuchar la opinión de todos los dirigentes sobre quién debe optar a la Presidencia del Gobierno. De momento, Guerra no se considera propuesto. "Hay una ronda de conversaciones y es en ese marco dónde debe hacerse, pero yo no me he propuesto para nada y no soy candidato a nada", dijo.

Su reflexión no quedó ahí. Al ser preguntado si aceptaría optar a la candidatura si su nombre es propuesto oficialmente, respondió: "Si hubiera un procedimiento de elección de candidaturas por la inmensa mayoría de los militantes, tal vez lo pensaría; si es por un procedimiento reducido, más o menos ya previsto como una operación montada, entonces no tendría interés para mí". Después se le pidió que dijera con claridad si estaba hablando de elecciones primarias y dijo que sí. Precisó que él no es el inventor de este sistema de elección, pero una vez que está aprobado, en su opinión, debiera utilizarse.

El ex vicepresidente del Gobierno dejó claro que Joaquín Almunia no es su candidato -también lo hizo Rodríguez Ibarra-, y utilizó al afectado para aseverar sus palabras. "Parece que él no quiere, y quizá es porque es mucho más consciente de su capacidad y de su límite que aquellos que le están empujando". Eso sí, Guerra afirmó que el candidato que resulte elegido tendrá su apoyo y el de toda la organización. "Éste es un partido serio y no como la derecha".

Pero antes de que llegue ese momento el debate sigue abierto, y en ese contexto se le preguntó a Guerra si de nuevo había resucitado el guerrismo y el felipismo. "Yo no he resucitado porque no estoy muerto", dijo el ex número dos socialista, que se esforzó en afirmar que él hablaba en nombre propio no confiriendo carácter de grupo a lo que se ha llamado sector guerrista. Guerra no se acogerá a la posibilidad de exponer a Almunia su opinión sobre el candidato pidiéndole una entrevista, según el esquema de recepción de información que abrió el secretario general. "Nunca he pedido una audiencia real, jamás", aunque dio a entender que sí participa en el proceso de opinión ya que tiene sus propios candidatos. Rehusó darlos a conocer.

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"Hay algunos que están por el consenso y otros que no", dio como respuesta al pedirle opinión sobre la declaración de Felipe González en el Comité Federal del domingo, celebrado a puerta cerrada, en el que el ex secretario general dijo que el consenso "ni puta falta que hace". "Mi opinión es la que tiene todo el mundo", añadió Guerra.

Bono, sin billete

Antes de que Guerra dejara prácticamente por hecho que Almunia será el único nombre que baraje la dirección socialista como posible candidato, el secretario general había recibido a lo largo del día nuevas muestras de apoyo. La entrevista con el presidente de Castilla-la Mancha, José Bono, era considerada por miembros de la ejecutiva como "clave" en el actual proceso. Almunia preguntó a Bono si quería ser el candidato, e incluso le dio a entender que tenía su apoyo. El presidente castellano-manchego declaró que esta cuestión había durado apenas "un instante" porque su postura es que no tiene billete para Madrid y no quiere, tampoco, que nadie se lo compre. Todo fueron elogios de Bono hacia Almunia y no por "cortersía", sino porque algo sabe él de elecciones - ha ganado cinco por mayoría absoluta- y está seguro de que el secretario general es un candidato para ganar. En la misma línea se manifestó horas antes el secretario general de Castilla-La Mancha, José María Barreda. Este dirigente no hablaba sólo a título personal, sino que traía la opinión de los secretarios provinciales de su federación. La verdad es que la cascada a favor de Almunia se prolongó hasta la noche. Emilio Pérez Touriño, por Galicia; Luis Martínez Noval, en nombre de Asturias; y Vicente Álvarez Areces, como personalidad del partido en vísperas de ser investido presidente de Asturias, dijeron a Almunia que él debe enfrentarse al PP.

Algún matiz puso el secretario general de Cantabria, Jaime Blanco, cercano a Guerra, aunque no contra Almunia. Tampoco el secretario general de La Rioja, Ángel Martínez Sanjuán, quiso proponer ningún nombre al no ser su intención "sumar una casilla en un sitio o en otro", aunque personalmente, dijo, entre Almunia y Guerra se decantaría por el primero.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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