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CINEMA JOVE SE DEBATIÓ SOBRE LA CONDICIÓN DE AUTOR

Los profesionales de la animación discuten sobre el papel del mercado

La multitudinaria mesa redonda celebrada el miércoles en la SGAE por el ciclo Iberia Animada que se proyecta en Cinema Jove fue una sucesión de parlamentos y no lo que estaba anunciado. Los 16 participantes discutieron de cara al público sobre el papel que juega el mercado en la animación. Repasaron tópicos, se dieron palmaditas en la espalda y se exageró acerca de la calidad de la producción española y portuguesa, aunque había animadores de calidad indiscutible como Pablo Llorens, Abi Feijó o Begoña Vicario.

Tuvo que ser, no obstante, un productor, Paco Rodríguez, el que les hiciese volver al mundo real diciéndoles que se necesitan producciones bien acabadas, pero en plazos adecuados, y no simplemente obras maestras de la animación. "La animación", dijo "se vende mejor que otros productos en el extranjero, pero por una parte están subiendo las necesidades de capital, y por otra las televisiones, por culpa de la expansión de los canales temáticos, pierden capacidad de pago, así que hasta que las televisiones temáticas puedan financiar series, estaremos en un momento un poco delicado". En este aspecto, Fernando Campos, director de la revista Cinevideo, habló sobre la realización de un libro blanco de la animación española que dará una visión más exacta del sector público, de los inversores privados y de las carencias. "Se trata de una distribución heterogénea, con muchos estudios pequeños, cuatro productoras grandes y poca conexión entre ellos. España es el segundo o tercer país de Europa que exporta animación, pero tenemos un problema de desvertebración", añadió Campos. Francia, por ejemplo, comercializa mejor sus productos, a pesar de que España es una potencia creciente en los mercados de Canadá, Alemania o incluso en la misma Francia. En el lado opuesto a producciones como Marco Antonio, de Mique Beltrán, o Juego de Niños, de Pablo Llorens que, manteniendo su sello de autor, se enfrentan al mercado comercial, Mercedes Gaspar, Vicario y el portugués Feijó, reivindicaron la animación como obra casi integral de un autor y se reafirmaron en su postura de no estar en la animación para ganar dinero. Gaspar comentaba, ante las risas del público que "esto es un poco una ruina"; Feijó le apoyaba diciendo que para ganar dinero no haría animación. Y ahí murió el debate, porque después todos se pusieron de acuerdo en que el autor de una obra en circuitos comerciales no es menos autor, como si en una mesa con 16 personas, incluyendo animadores, productores, distribuidores, periodistas y hasta un miembro de la Asociación de Cooperación Internacional, no pudiera haber desacuerdo.

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