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Llega el buen cine con "Fucking Amal"

Un soplo de aire fresco revitalizó ayer la sección oficial de Cinema Jove. De la mano de un film sencillo, sin ambages, sobre el despertar sexual de dos adolescentes en un pequeño pueblo de la Suecia profunda. A partir del juego juvenil, el debutante Lukas Moodyson construye un delicioso universo, lleno de momentos delirantes, donde el sentido del humor prevalece por encima de las identidades sexuales. Este caramelo cinematográfico se llama Fucking Amal y viene al festival avalado por un enorme éxito de crítica y público en toda Escandinavia. Es natural. La aguda reflexión sobre el amor y la sensibilidad juvenil que realiza Moodyson no parece un trabajo de debutante. Rezuma profundidad por los cuatro costados no sólo por la frescura que emana de sus diálogos, sino por estar filmados con la aparente torpeza que da un estilo que recuerda al del vídeo aficionado, con abundancia de "zooms" para alcanzar los primeros planos y desmañados movimientos de cámara. En la otra orilla del lenguaje cinematográfico se encuentra Os Mutantes, de Teresa Villaverde, también presentada ayer. Un complejo trabajo sobre la marginación a partir de la vida de tres desheredados que recuerda, en su puesta en escena, algunos filmes de Manoel de Oliveira. Cine difícil para el espectador, que debe hacer un esfuerzo suplementario para no perderse en el marasmo de silencios y planos secuencia que adorna el film. Aquí es la búsqueda de lo indeterminado lo que confiere sentido a una narración que combina momentos brillantes con largos planos vacíos que conducen al sopor. Pero la calmada película portuguesa quedó eclipasada por el prodigio sueco.

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