Escandinavia en tres pasos

Objetivo cumplido. El tercer y definitivo paso de una aventura diseñada por etapas y con diferentes medios de locomoción en Escandinavia acaba de ser cerrado. Hiru pausu, hiru norabide (Tres pasos, tres rumbos) ha supuesto 7.000 kilómetros de diversión y sufrimiento apoyados en el ánimo de un grupo de viajeros de Tolosa (Guipúzcoa) permanentemente dispuestos a ponerse en marcha. Han sido 11 los miembros activos de este viaje en bicicleta, kayak y trineo, cuyo cierre ha estado protagonizado por Josu Iztueta, Ane Miralles, Josune Gorostidi, Joxean Zubelzu, Aitor Elduaien y Ramón Olasagasti. El tercer y último paso de la empresa acometida "ha resultado el más fácil", asegura Josu Iztueta, quien, junto a Ane Miralles, han sido los únicos miembros que han tomado parte en todo el proyecto. "La verdad es que teníamos claro que el trayecto en bicicleta, salvo sorpresas que no ha habido, no plantearía demasiados problemas. El único era el tiempo necesario para cubrir los casi 4.000 kilómetros", explica, mientras recuerda que " se trataba tan sólo del postre de los dos pasos anteriores. La experiencia ha sido excelente". Oslo fue el punto de partida. Desde la capital noruega, los seis viajeros se dirigieron hacia el sur para remontar más tarde junto a la costa, los casi 500 kilómetros de increíbles fiordos desde Kristiansand hasta la altura de Alesund. "A partir de ahí rodamos hacia la frontera sueca para cruzarla por Roros. Una vez en Suecia, seguimos una diagonal en dirección a Kemi, ciudad emblemática de Finlandia. Luego nos adentramos, poco a poco, en la parte rusa de Laponia hasta llegar a Kirkenes, el punto final del viaje", recuerdan. La única duda planteada a priori era la climatología. "El invierno ha resultado muy duro, pues no solo llegó antes por aquella zona, cosa que pudimos comprobar en la travesía en kayak, sino que también se ha marchado más tarde", explica Iztueta. Lluvia y nieve "De hecho, en el norte de Finlandia y en pleno mes de mayo, los árboles no tenían brotes de primavera", apunta, mientras destaca que "en estas fechas hemos tenido una semana de uno o dos grados bajo cero, con lluvia y nieve que siempre hace más desagradable la travesía". En una época marcada por los permanentes ataques a las diferentes montañas del planeta, los miembros de la expedición decidieron modificar los hábitos. "Se trataba", explica Ramón Olasagasti, "de plantearse una travesía horizontal. Faltan los proyectos de este tipo. Una trilogía de viajes, seguramente asequibles para muchos, pero realizada en tres medios de locomoción claramente diferenciados". Hiru pausu, hiru norabide ha permitido a sus protagonistas un buen conocimiento de la península escandinava por la que se han desarrollado los trayectos cruzados durante los últimos meses. Sin embargo, este almacenamiento de datos y sensaciones recogidas con intensidad, resulta para los expedicionarios incomparable con las relaciones humanas adquiridas. "Para nosotros lo verdaderamente destacable es el gran número de contactos humanos realizados", señala Iztueta. "Tenemos la agenda repleta de amigos con los que nos hemos ido topando y que permiten prolongar el viaje más allá de la vuelta a casa. Eso es lo verdaderamente importante", destaca Olasagasti, mientras recuerda que para llevar a buen término la experiencia ha sido necesario aprender "de Josu [Iztueta] pues tiene mucho que enseñarnos en todo lo relacionado con este tipo de proyectos en los que ya es un veterano pese a su edad". La expedición ha cubierto los tres pasos previstos y comienza a barruntar otros objetivos, una nueva aventura en la que diversión y riesgo proporcionen, como resultado, el conocimiento de uno mismo y de los demás, en situaciones de dificultad.