Viaje a la Luna

Dentro del interesante reportaje publicado el 13 de junio de 1999, encuentro una afirmación que merece un breve comentario: la idea de que el hombre siempre quiso viajar a la Luna. Resulta abusivo y quizá imperialista atribuir a toda la humanidad una aspiración que corresponde sólo a una parte de ella en el tiempo y en el espacio. Haber llegado a la Luna es, en definitiva, la consecuencia lógica del estilo de la civilización occidental de los últimos siglos, con su obsesiva necesidad de completar el mapa de la Tierra, dominar y conocer todos los continentes y las islas, llegar a los polos, coronar todas las montañas... El salto al espacio exterior prolonga esa misma necesidad una vez agotados los horizontes terrestres.

Nada semejante se encuentra como conjunto en otras civilizaciones, pasadas o presentes, que alcanzaron espléndidos logros materiales e intelectuales, pero que, expresamente o no, renunciaron a asomarse al otro lado de sus límites físicos. Difícilmente podemos decir que los egipcios o los antiguos chinos, los griegos o los romanos, quisieron viajar a la Luna, cuando ni siquiera se plantearon ir mucho más allá del estrecho de Gibraltar, remontarse hasta las fuentes del Nilo o cartografiar toda la redondez del planeta. De haber tenido esa pasión de dominio espacial sin límites, seguro que lo habrían conseguido desarrollando la tecnología adecuada: tiempo y genio tuvieron de sobra.-