"Me siento como en un concurso de belleza"

Courtney Love está sentada en una silla con los pies descalzos sobre la mesa del camerino mientras la maquillan. Muestra las plantas de sus pies suaves y sin rastro de asperezas. Se nota que le gusta ir descalza y mientras habla gesticula, mueve las manos y también parece expresarse hasta con los dedos de los pies. "Me encanta poder compartir el cartel con REM", dice, a bocajarro. "Hemos tratado de tocar juntos desde hace cinco años y estoy muy ilusionada con lo de esta noche", comentaba ayer dos horas antes de salir al escenario con su grupo Hole. En los camerinos se hablaba ya del cálido encuentro que habían tenido estos viejos conocidos. Michael Stipe, cantante de REM, y Courtney Love se fundieron en expresivos besos y abrazos al encontrarse en Madrid. "Michael Stipe es mi ideal masculino", afirma la cantante de Hole. "Ésta será mi gran noche. Me siento como si tuviera que participar en un concurso de belleza", continúa imperturbable con gestos de coquetería, mientras la maquilladora le pasa sin cesar la brocha por la cara.

"Con REM no siento que haya ningún tipo de competencia. Ellos nos llevan una ventaja como de una docena de álbumes de profundidad. Yo quisiera tener el repertorio que tienen ellos", suspira, "pero creo que compartimos la misma esencia y las mismas raíces en cuanto a nuestra música". No se expresó con el mismo sentimiento ni simpatía sobre Marilyn Manson con quien empezó una gira hace unos meses en Estados Unidos que acabó abrupta y violentamente. "No se puede compartir nada con alguien que antes de salir yo al escenario se había pasado diez minutos hablándole al público de mi coño", dice Love.

Hole presentaba ayer al público madrileño su disco Celebrity skin. Un trabajo que ha dotado al grupo de lo que puede ser su identidad definitiva. "Hemos estado de gira con los temas de este disco y le hemos sacado mucho más que lo que hicimos en el estudio", afirma Love. "El disco tiene un sonido más luminoso, casi lustroso, y podíamos haber llevado a los conciertos algunas instrumentaciones pregrabadas que lo acercaran más a ese sonido. Pero hemos preferido hacerlo todo nosotros en directo. Canciones como Northern star, por ejemplo, han ganado mucho. Es un tema que debimos grabar con un ritmo bastante más lento. Ahora lo hacemos casi sólo con guitarra y voz. En general nos estamos descubriendo a nosotros mismos como banda, nos sentimos más unidos, más confiados a lo esencial de este sonido entre el pop y el punki".

Sin embargo, Courtney Love, a quien no es difícil diagnosticar una inconstancia casi patológica, está algo cansada de la dinámica de las giras. "En todos nuestros conciertos tocamos alguna versión y he puesto como norma ahora que cada dos semanas debemos cambiar de tema".

Han estado tocando canciones como Paradise city de Guns N"Roses, y ayer, poco antes del concierto, no tenían claro cuál harían. "Deberíamos hacer en España La isla bonita, de Madonna", se atrevió a sugerir la baterista Patty Schemel. A lo que Love responde con un rápido gesto de rechazo y una imitación caricaturesca de Madonna, por la que evidentemente no tiene mucha simpatía. "Hay un tema de su último álbum que sí me gustaría cantar pero con un aire más psicodélico, algo que ella no ha sido capaz de ver. Pero todavía no lo tenemos decidido. Esta noche creo que haremos Perfect circle, que es muy sexy". Y vuelve a suspirar recordando la cercana presencia de Michael Stipe. "¿Sabes lo que me ha dicho ahora al oído? Que esta noche va a cantar un tema que ha compuesto pensando en mí. No sé cómo se titula pero es un tema nuevo que acaba de grabar para una película".

Stipe, mientras tanto, también parecía contento de estar en Madrid. Por los pasillos interiores de La Peineta se paseaba alegremente y se acercaba a algunas amigas con gestos graciosos de querer acariciar sus pechos. El cantante de REM también quería pasar una gran noche. Por eso no se olvidó de sus amigos los músicos españoles. Ayer había invitado especialmente a Miguel Bosé y Alejandro Sanz para que compartieran con él lo que, a todas luces (y oscuridades), prometía ser una velada excitante.