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El fracaso

FÉLIX BAYÓN Sólo el fútbol puede competir con la política a la hora de aportar excusas que justifiquen el fracaso o, incluso, traten de enmascarar una derrota haciéndola pasar por victoria. Cualquier explicación es buena cuando se ha perdido. Afortunadamente, el pasado domingo coincidían elecciones municipales y europeas y se podían establecer comparaciones. No cabe duda de que las elecciones europeas son las más políticas, porque en ellas apenas cabe una opción que no sea puramente ideológica o un voto de castigo. A nadie le preocupa gran cosa quién es su representante en el Parlamento Europeo, algo lejano e intangible. En cambio, el de alcalde es un puesto de auténtica confianza. La coincidencia de elecciones permite comparar qué porcentaje de ciudadanos han elegido a un candidato a alcalde compatible con su ideología y, de paso, pulsar si los militantes socialistas coincidieron o no en las primarias con los criterios de sus simpatizantes. Se me ha ocurrido elaborar un índice que, si me permiten, podríamos llamar el Índice Bayón de Fracaso Electoral (IBFE). Este índice calcula la diferencia porcentual entre las elecciones europeas y las municipales. La fórmula consistiría en restar el porcentaje de votos de las municipales al de las europeas, multiplicarlo por cien y dividirlo nuevamente por el porcentaje de las municipales. Según sea mayor el IBFE, aumentaría el fracaso electoral, ya que indicaría un incremento en el porcentaje de votantes que habrían optado por candidatos que les son incompatibles ideológicamente. Significativamente, el índice de fracaso de los candidatos del PSOE es alto en todas las capitales, con la excepción de Jaén y Granada, donde prácticamente es nulo. En Córdoba, el IBFE del candidato socialista asciende a un 37%; en Cádiz, al 25,05%; en Huelva, al 24,76%; en Sevilla, al 19,61%, y en Málaga, al 18,63%. Entre los candidatos del PP también se dan casos de IBFE positivos. Tal cosa ocurre en Sevilla (7,94%) y Granada (6,98%). Pero, entre los conservadores se da más el IBFE negativo, lo que significa no sólo ausencia de fracaso, sino éxito, ya que los candidatos habrían conseguido votos de personas ajenas a su ideología. Así, la alcaldesa de Cádiz alcanza un índice de -8,12%; la de Málaga, un -10,41%, y el de Huelva, un -16,06%. Fenómenos espurios como el del GIL no logran invalidar este índice. Por el contrario, se demuestra que cuando hay buena materia prima los electores saben apreciarla. El GIL se presentaba por vez primera en Ronda y Mijas, municipios con alcaldes socialistas. Ambos obtuvieron resultados opuestos: el índice de fracaso del candidato socialista rondeño ascendió al 34,77%, mientras el de Mijas lograba una cifra negativa, inferior aún a la de la alcaldesa de Málaga: un -12,60%. Como verán, he perdido un montón de tiempo con la calculadora para llegar a conclusiones obvias: la militancia del PSOE andaluz no ha detectado, ni mucho menos, la sensibilidad de sus votantes potenciales. El hecho de que el alcalde de Ronda sea además secretario provincial del PSOE explica hasta qué punto el PSOE andaluz y la sociedad se han ido dando la espalda. Lo que no cabe duda es de que, a pesar de todo, existe una demanda insatisfecha de alcaldes socialistas.

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