Los socialistas acusan a Aznar de no apoyar el nuevo cargo de Solana y el PP les llama "mezquinos"
El secretario general de la OTAN y futuro responsable de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, fue el protagonista involuntario del debate sobre la cumbre comunitaria de Colonia celebrado ayer en el Congreso. La mayoría de los grupos se felicitaron por su nombramiento, pero el PSOE reprochó a Aznar que se limitara a aceptar con "resignación" la candidatura de Solana, promovida por otros gobiernos extranjeros. El PP calificó de "desagradecida y mezquina" la actitud de los socialistas, pero la nota más disonante la puso el líder de IU, Julio Anguita, quien rechazó el nombramiento de Solana e insistió en que ha sido acusado de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional.
El primero en aludir a la designación de Solana fue José María Aznar, durante el resumen que hizo de los resultados de la cumbre de la UE celebrada los pasados días 3 y 4 de junio en Colonia (Alemania). "Desde el Gobierno hemos apoyado a todo español que haya tenido la oportunidad de ocupar un puesto de responsabilidad internacional", aseguró. "La designación del señor Solana es un reconocimiento a su trabajo y a su prestigio internacional y todos nos alegramos de ella", agregó. Aznar volvió sobre la figura de Solana al referirse al final de la guerra de Kosovo, cuando expresó su "agradecimiento por el esfuerzo y los desvelos del secretario general de la OTAN, que cumplió con plena dedicación la difícil tarea que los Gobiernos aliados le habíamos encomendado". Era un elogio con matiz: Aznar definió el papel de Solana durante el conflicto en sus justos términos; como mero ejecutor de las decisiones adoptadas por los 16 gobiernos de la OTAN.
El portavoz del PSOE, Luis Martínez Noval, no dejó de recordar a Aznar la actitud distante ante el conflicto que mantuvo en los primeros días: "Parecía que esto no iba con usted, que era la guerra de Solana, provocada por Felipe González, según su guía de campaña y su ministro de Exteriores". Según Martínez Noval, sólo cambió de opinión cuando se dio cuenta de que "el partido se podía ganar. Entonces ha sacado pecho y ha llenado su discurso de ardor guerrero".
Actitud tibia
Pero las mayores críticas las reservó para la tibia actitud de Aznar ante la designación de Solana como Míster PESC. "Que hayan sido otros gobiernos quienes hayan impulsado su candidatura, mientras el Gobierno español daba síntomas de resignación ante la misma, nos llena de tristeza y estupor. La altura de miras debería ser una condición de todo estadista", añadió. La réplica no se la dio Aznar, sino el portavoz del Grupo Popular, Luis de Grandes, quien aseguró que el Gobierno había apoyado "desde la responsabilidad" el nombramiento de Solana y calificó de "desagradecida y mezquina" la respuesta del PSOE. Lo cierto es que Aznar mantuvo hasta el final la candidatura de otro español, el también ex ministro socialista Carlos Westendorp, y sólo respaldó a Solana cuando ya había consenso entre los más importantes gobiernos europeos.
Quien no tuvo ninguna réplica, ni por parte de Aznar ni por el PP fue el líder de IU, Julio Anguita, quien esgrimió tres motivos para expresar su rotundo rechazo al nombramiento de Solana "porque es un símbolo de la subordinación de los intereses europeos a los de Estados Unidos"; "porque durante el conflicto ha sido repetidamente desautorizado por el presidente Clinton y por jefes de gobierno europeos"; y porque ha sido llevado al Tribunal Penal Internacional por profesores universitarios y juristas de varios países y la fiscal ha reconocido, "sin predeterminar autoría", que los hechos que se le imputan son "crímenes imprescriptibles", según Anguita.
El coordinador de Izquierda Unida, que no dio muestra alguna de haber revisado su discurso tras el reciente revés electoral, no sólo discrepó de todos los demás portavoces en ese punto. Aseguró también que "no es verdad que la OTAN haya conseguido sus objetivos"; o lo que es lo mismo, que no ha ganado la guerra. Respecto a las causas del conflicto, añadió una inédita: la negativa de Yugoslavia a entrar en la OTAN.
Por el contrario, para Aznar, "los hechos han demostrado que la estrategia de los aliados era la correcta" y se congratuló por haber apostado por "la mayor operación aérea de la historia, con errores lamentables y muy dolorosos pero mínimos desde el punto de vista cuantitativo". Contrapuso este planteamiento al de quienes defendieron una intervención terrestre, que llegara hasta la entrada de las tropas aliadas en Belgrado, "sin reparar en el coste en vidas humanas".
Ausencias
Algunos interpretaron estas palabras como una alusión velada a Felipe González. Más claras fueron sus críticas a las "ausencias" que ayer se produjeron en el hemiciclo. De Grandes se ocupó de recordar que el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, estaba, "al parecer, atendiendo compromisos de partido" en Bruselas mientras se celebraba el debate que había reclamado insistentemente durante la campaña. Respecto a González, dijo que no ha acudido a un solo pleno durante esta legislatura, pese a haber retado a Aznar a un cara a cara sobre Europa. Por lo demás, la intervención de Aznar no ofreció novedades. Explicó que el 22 o 23 de junio partirá hacia Kosovo un contingente de 1.200 militares españoles que se integrará en la brigada italiana, desplegada al oeste de la provincia serbia, para "garantizar la seguridad de sus habitantes".
El presidente se felicitó del consenso de todos los grupos en torno a la necesidad de construir una defensa común europea, pero advirtió que esta política implicará un aumento de los gastos militares, también en España. "A esa música", dijo, "habrá que ponerle letra".
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