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Vidal-Quadras arremete contra Pujol para capitalizar el malestar por el retroceso del PP

El ex presidente regional del Partido Popular (PP) Aleix Vidal-Quadras irrumpió ayer de nuevo en la política catalana con una andanada en toda regla contra el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, a quien calificó de "tirano totalitario que ejerce el poder de forma antidemocrática". La reaparición de Vidal-Quadras se produce dos días después de que la dirección catalana del PP haya decidido endurecer su discurso contra el nacionalismo de CiU, tras el fracaso electoral del domingo. La cúpula catalana pretende evitar que el ex líder regional capitalice a su favor el descontento por el retroceso electoral.

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Las heridas abiertas por la salida de Vidal-Quadras de la dirección del partido en Cataluña, en septiembre de 1996, no han cicatrizado todavía. Desde que el ex presidente trasladó a Madrid su actividad política, el PP inició en Cataluña una línea de moderación, en consonancia con el pacto de legislatura en el Congreso entre los conservadores y CiU, a pesar de que los militantes estaban impregnados de un discurso beligerante contra la coalición de Jordi Pujol. El objetivo de fondo que se marcó la nueva dirección encabezada por Alberto Fernández Díaz fue atraer hacia su proyecto a los electores tradicionales de CiU y, posteriormente, jugar a fondo el gancho que el ministro portavoz, Josep Piqué, tiene en estos sectores. La cúpula de la formación en Cataluña confiaba en los comicios del domingo para afianzarse y ahuyentar definitivamente el espectro de Vidal-Quadras, convertido en eurodiputado y, por tanto, lejos de la política catalana. Pero la realidad no ha coincidido con los esbozos trazados por los estrategas: el PP catalán ha perdido casi 80.000 votos y no ha arrastrado a electores del entorno convergente a pesar de que CiU ha tenido un descenso generalizado. Como consecuencia del retroceso, Fernández Díaz anunció el lunes un cambio estratégico para las autonómicas: el PP se situará como baluarte contra los "excesos nacionalistas" de CiU y pondrá en primer término las reivindicaciones de tipo identitario y lingüístico. Fernández Díaz tomó esta decisión el mismo lunes por la mañana tras consultarlo con algunos de sus más estrechos colaboradores, como Francisco Marhuenda, jefe de Gabinete del ministro de Cultura; y Enrique Lacalle, delegado del Gobierno en la Zona Franca, a pesar de que un sector significativo pide tiempo para recoger los frutos de la política de moderación. PASA A LA PÁGINA 4

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