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ELECCIONES 13-J Municipales

Los ricos de Sotogrande pasan de votar

Ni la llegada del heterodoxo GIL parece sacar de la desidia electoral a los habitantes de esta exclusiva zona.

, En una de las zonas más deprimidas de la no excesivamente boyante Andalucía existen algo más de 2.000 hectáreas en las que los más ricos se juntan para pasárselo bien. Si un alienígena se posara en Sotogrande (Cádiz) como primera parada en el planeta, seguramente cambiaría todos los conocimientos para viajar a la velocidad de la luz por un chalé en una de las urbanizaciones más selectas. Ni los ricos ni los seres ultradesarrollados tienen un pelo de tontos. La idea que tuvieron el filipino Zobel y el estadounidense McMicking de convertir un alcornocal en majestuosos campos de golf, casas de ensueño y un puerto deportivo con 548 amarres al borde del mar Mediterráneo es capaz de embelesar al más pintado, siempre y cuando tenga algunas toneladas de pesetas en el banco. Curiosamente, los habitantes de esta urbanización, perteneciente al municipio campogibraltareño de San Roque, disfrutan de lo mejor que puede dar la vida, pero no ejercen lo más grande que puede ofrecer la humanidad a finales del siglo XX. Los habitantes de Sotogrande no votan. Gran parte de la culpa de esta aparente renuncia la tiene que, en realidad, no habitan en Sotogrande. Pasan diversas temporadas, juegan al golf, navegan o disfrutan del polo -el nuevo proyecto de Zobel tras salirse de la inmobiliaria-, pero no se inscriben en el padrón ni votan. En general, les trae al pairo toda la situación. Pagan cerca de 100.000 pesetas de comunidad por sus casas de cerca de 100 millones de pesetas. La recogida de las basuras, el agua y la seguridad corren a cargo de la empresa que gestiona la urbanización. El Ayuntamiento es algo totalmente prescindible. Con vecinos como el aga Jan; visitas del más que creso sultán de Brunei, o algunos millonarios de alta velocidad provenientes de Rusia, es casi imposible saber cuántas personas pueden residir en Sotogrande. Sin embargo, sí es fácil saber que tan sólo 1.762 votaron en las pasadas elecciones. La cabeza municipal de Sotogrande es San Roque. Un pueblo ni muy feo ni muy bonito que nació con la huida de la población española del Peñón tras la llegada de los británicos en el siglo XVIII. Es un municipio de poco más de 20.000 habitantes censados y un presupuesto de 3.500 millones de pesetas. Además, es socialista. Su alcalde, Andrés Merchán, no se presenta a la reelección, pero las encuestas siguen poniendo al PSOE al frente de las formaciones más votadas. En su acometida sobre el Campo de Gibraltar, el Grupo Independiente Liberal (GIL) se fijó en La Línea y su frontera, en donde pueden obtener la mayoría absoluta, y San Roque. Sotogrande, que algunos años ha llegado a pagar 500 millones en licencias de obras, era un claro objetivo para el partido de Jesús Gil, que lo uniría a la oferta de los municipios en los que ya manda, como Marbella, Estepona y Manilva, y lo alejaría del Campo de Gibraltar. Pero las explosiones y las especulaciones inmobiliarias, los autobuses de turistas..., no es lo que este tipo de ricos prefiere. Imperioso sale en las revistas del corazón mientras que en Sotogrande muchos tienen cuadras enteras de purasangres y su vecino lo ignora. La pobreza del Campo contrasta tanto con la bonanza de Sotogrande que incluso hay una formación, con dos ediles, que pide la separación del Valle del Guadiaro del término de San Roque. Es más atractiva la Costa del Sol. En los pueblos satélite como Guadiaro o Pueblo Nuevo, las maneras de ganarse la vida están íntimamente ligadas al lujo de la urbanización: fontaneros, albañiles, jardineros, limpiadoras... Hace más de 20 años, muchos vinieron desde Filipinas y se quedaron. Ahora siguen llegando filipinos en verano y también vienen sirvientes desde Marruecos, a los que se les paga menos y sin seguro. Los ricos prefieren no votar, pero los trabajadores sí lo hacen. Por eso, la urbanización más exclusivista es socialista. Cosas de ricos y pobres que viven juntos.

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