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ELECCIONES 13-J Cierre de campaña

Anguita reclama un nuevo bipartidismo basado en la izquierda

Casa de Campo. Madrid. Militantes de viejo cuño. Aire de fiesta ajeno a los augurios de las encuestas. Julio Anguita, coordinador general de IU, cerró ayer una campaña marcada por la guerra de Yugoslavia y enturbiada por las descalificaciones que el expresidente Felipe González lanzó contra dirigentes del PP y de IU. Hasta el cierre estuvo tintado de gritos contra la OTAN. Y ante el bipartidismo de socialistas y populares, Anguita reclamó uno del PSOE y de IU: "El PSOE, o se deja arrastrar por la marea de la izquierda o desaparecerá".

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, "¿Por qué se nos ataca tanto?". Era una pregunta amarga, casi con el lamento de quien no entiende la injusticia. Anguita empezó su discurso de cierre con una batería de interrogantes. A los sindicatos les preguntaba si es que IU no había estado con los trabajadores en la calle. Y si a lo largo de la campaña ha evitado entrar en enfrentamientos por las descalificaciones de Felipe González, anoche, sin mencionar al ex presidente, repitió en varias ocasiones: "Que no se me insulte, que se debata conmigo, pero sin insultos". Anguita reitero una vez más: "Tenderemos la mano al PSOE hasta que se canse de morderla". Sin insultos. Fue anoche la única ocasión en que reprochó, sin citar a nadie, críticas. Fue un discurso de cierre qua ha ido recogiendo buena parte de sus intervenciones a lo largo de la veintena de ciudades recorridas en campaña. Un resumen en el que no faltaron ni las críticas a la guerra de Yugoslavia ni el discurso europeísta que ha ido dejando caer en sus intervenciones. "¿Por qué dicen que somos antieuropeos?", se cuestionaba. Y explicaba esa Europa que un día soñó Víctor Hugo. Esa Europa, esos Estados Unidos Europeos que "no quieren los Estados Unidos de Norteamérica". Y se preguntaba: "¿Por qué dicen que somos irreales?". Y se contestaba con más preguntas. "¿Es que es irreal pedir empleo fijo, es que es irreal exigir la justicia social?". "¿Por qué se nos acusa?". Y él mismo respondía y matizaba: "Yo no me siento víctima de una conjura siniestra. Pero se nos persigue. Tal vez porque somos la conciencia crítica de una izquierda". No ha sido una campaña fácil para IU. Las encuestas han señalado a IU como la gran perdedora. Y Anguita trató anoche de resumir sus mensajes en una actitud que no ha abandonado en la campaña. Es verdad que ha intentado hacer su propia política, de no entrar en la batalla de insultos. Ha puesto su esfuerzo en denunciar lo que, a su juicio, era el despropósito de la guerra de Yugoslavia. Justiniano Martínez, secretario general del PCE madrileño, Alonso Puerta, candidato a la Unión Europea, Inés Sabanés, aspirante a la alcaldía de Madrid, y Ángel Pérez, candidato a la Presidencia de esta comunidad, arroparon la intervención de Anguita. Ronquera y mensajes abiertos a todos los electores. El propio Ángel Pérez hacía notar que ha habido todo un esfuerzo mediático para impedir la pluralidad política. Y dividía a los electores en dos: los que están a favor o en contra de la guerra. Lo mismo que ha hecho Anguita. Anguita ha pedido el voto de los pacifistas, de los verdes, el de la gente que voto contra la OTAN. No son esos jóvenes airados que en 1986 casi ganan el pulso a los socialistas. Ahora Anguita pide el voto a quienes han ido desencantándose, perdiendo la ilusión del cambio. Y ha pedido el voto rebelde de los jóvenes que no estuvieron en aquel referéndum, pero que están contra la guerra. A las mujeres, a los demócratas, a los intelectuales. Y a los sindicatos. Anguita pide el voto, como él dice, "con dignidad". Es el voto que "no se limosnea, que no se suplica". El líder de IU reclama la dignidad, al pedir el apoyo de la sociedad y al concederlo. Y afirma: "No se puede limosnear porque vosotros no permitiríais esa indignidad". Y aunque ha evitado el enfrentamiento directo, no ha rehuido la crítica, sobre todo hacia los responsables de la guerra. Para el líder de IU, Javier Solana, secretario general de la OTAN, y el presidente de EEUU, Bill Clinton, son auténticos "criminales de guerra que deben ser condenados junto a Milosevic". Puerta habló de esa Europa solidaria, de los verdaderos socialistas, como el alemán Oskar Lafontaine, que prefirió dimitir antes de aceptar una Europa incapaz de la unión política. Se apreciaba en los candidatos cierta amargura y aire de cansancio. Hay miedo a lo que pasará mañana. ¿Y qué se puede hacer? Ante los adversarios desear lo que escribía el poeta: "Que vuestros dioses os olviden y los míos os maldigan". Tal vez ni eso.

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