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Tribuna
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Elecciones

No me hagan mucho caso, pero me parece que pasado mañana hay elecciones. He oído algo por ahí, que si el trece jota, que si una playa en San Jerónimo, que ni contigo ni sin ti, Monteseirín, tienen mis males remedio, que si Soledad toca las maracas como Machín en una barrilada para mayores con reparos, que si Pizarro quiere conquistar Tablada plantando más árboles que Paco Casero... en fin, una serie de indicios que, conociéndolos bien, le da a uno el pálpito de que el domingo puede pasar cualquier cosa. Desde que Lopera venda "asandías" de Los Palacios para sufragar una tómbola de cazaprimas de palanganas, hasta que, efectivamente, se celebren elecciones. En el supermercado material de los votos, justo en la estantería donde se amontonan los pollos belgas y las vacas locas, han colocado nuestros nombres estúpidos, como un objeto más de consumo electoral. Nos van a comer por los pies porque le tienen miedo a la anorexia política: dejar el poder es muy parecido a pasar hambre y frío y los kilos abrigan y subsidian una barbaridad. Si lo sabrán ellos que se acusan unos a otros de tener kilos de más con los que podrían sufragar una nueva campaña de África... Nos van a comer por los pies ofreciéndonos, ya les digo, desde una playa en San Jerónimo hasta un concierto de maracas en la zona azul de Soledad, que ya veréis cómo nos llueven las multas a partir del lunes, vencida la tregua electoral. En la dioxina del poder somos los pollos alimentados para el engorde que habrá que sacrificar pasado el día D... los inocentes. Valemos para lo que valemos. Sobre nuestros votos articulan una red de intereses que someten, cada cuatro años, a un control de cantidad. Cuantos más, mejor. Y a usted, a mí y al vecino de al lado nos quieren sólo en función de esa papeleta que depositamos en las urnas. Valiente papeleta la que nos ha tocado en suerte. Después todo cambiará un poco para que lo fundamental siga siendo lo mismo. Se caerán las tapias, los autobuses llegarán tarde, implantarán una zona azul para machacar a los vecinos, con el metro harán kilómetros de informes y en Tablada harán cajas para enterrar otra posibilidad de urbanismo razonable para Sevilla. Que el lunes nos sea leve.J. FÉLIX MACHUCA

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