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El debate en Canal 9 de los candidatos a la presidencia de la Generalitat se reduce a una sucesión de monólogos

El debate de los cinco principales candidatos a la presidencia de la Generalitat emitido anoche a través de Canal 9 se redujo a una sucesión de monólogos. Las estrictas normas pactadas por los miembros del consejo de administración de la Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), según las cuales cada candidato disponía de tiempos limitados para dirigirse directamente a la cámara, forzaron a cada aspirante a ceñirse a su propio guión y convirtieron el supuesto intercambio en un diálogo de sordos. Eduardo Zaplana, presidente de la Generalitat y candidato del Partido Popular, eludió sin ningún problema las críticas hacia su gestión vertidas por los tres aspirantes del bloque de izquierdas. Antoni Asunción, candidato socialista, quiso romper los estrictos moldes del debate. Desde el primer momento dirigió su discurso directamente hacia "el señor Zaplana" y fue crudo en sus denuncias. Recurrió a expresiones coloquiales para restar solemnidad al intercambio y bromeó en varias ocasiones al ser interrumpido por el moderador. Joan Ribó, cabeza de lista de Esquerra Unida, se dirigió al presidente de la Generalitat durante la primera mitad del debate, pero también lanzó dardos contra los socialistas e invocó la necesidad de recuperar una calidad "ética" en la acción política. En la segunda mitad giró hacia la cámara y presentó las nociones claves de su discurso. Pere Mayor, del Bloc Nacionalista Valencià-Els Verds, se mostró muy tranquilo y también dividió sus críticas entre populares y socialistas, aunque puso el acento en la necesidad de detener las políticas antisociales desarrolladas por el Consell que preside Zaplana. Héctor Villalba, candidato de Unión Valenciana, se limitó a utilizar sus intervenciones para defender la necesidad de una opción política valencianista y denunciar las servidumbres de populares y socialistas con respecto a Madrid. Su tono fue ajeno al intercambio general y siempre dirigido a los espectadores. Zapalana se permitió ignorar tanto las agresiones de su primer rival, como las del resto de supuestos contertulios. Midió los tiempos al milímetro en cada intervención, apoyó su discurso en la mirada del moderador y sólo se dirigió directamente a la cámara para subrayar algún concepto o para pedir el voto en la última intervención. PASA A LA PÁGINA 3

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Zaplana se ciñe al guión y logra salvar los ataques del aspirante socialista ante las cámaras

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