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MENORESLA MITAD DE LAS VÍCTIMAS TENÍA MENOS DE OCHO AÑOS

Dos de cada tres abusos sexuales a niños atendidos por el Consell fueron cometidos por sus familiares

El peligro estaba dentro de casa. Dos de cada tres casos de abusos sexuales a niños valencianos atendidos por la Generalitat el año pasado fueron cometidos por familiares de las víctimas. En 28 de las 44 agresiones comprobadas fue un pariente el que convirtió al menor en su juguete sexual. Una decena de padres, seis abuelos, seis tíos, cinco padrastros y un hermano conforman el catálogo de adultos que aprovecharon su parentesco para abusar de los pequeños. El estudio del Gobierno valenciano destaca que la mitad de las víctimas tenía menos de ocho años.

Fuera del entorno familiar de las víctimas ocupan un lugar muy destacado los profesores, que cometieron seis de los 16 abusos restantes. En otros cinco casos, el agresor sexual era una persona conocida por el niño, mientras que cuatro pequeños no habían visto con anterioridad al hombre que se propasó con ellos. En el último caso fue un amigo de la familia del niño el que abusó de él. El Servicio de Atención Psicológica a Menores Víctimas de Agresiones Sexuales de la Consejería de Bienestar Social atendió entre mayo (cuando empezó a prestar el servicio el Instituto Espill) y diciembre de 1998 un total de 67 casos. De ellos, 61 menores acudieron como supuestas víctimas y otros seis adultos recibieron tratamiento psicológico tras haber abusado de algún niño. En tres de cada cuatro casos (44), los psicólogos confirmaron que el niño había sido víctima de agresiones sexuales. En cambio, diagnosticaron que otros 15 menores no habían sufrido abusos. En dos casos no lograron determinar si se produjo una agresión sexual. Las niñas siguen siendo las víctimas preferidas por los agresores. El 67% de los menores atendidos eran niñas, mientras que los niños no pasaban del 33%. Pero lo más llamativo para los psicólogos es la temprana edad de una buena parte de los menores. La mitad de los 61 niños que atendieron tenían menos de ocho años. Nueve de estos pequeños tenían apenas entre dos y cuatro años. En cambio, apenas ayudaron a seis adolescentes mayores de 13 años. El tipo de abuso que más se repite (28 casos) son los tocamientos, mientras que 12 menores fueron obligados a realizarle prácticas orales al adulto. También han diagnosticado seis casos de masturbaciones y otras tantas de intentos de penetración anal. No pasan de cinco los intentos de penetración vaginal y sexo oral hacia el menor. Los casos más graves son los de cinco víctimas infantiles que relataron cómo se vieron sometidos a cuatro o cinco tipos diferentes de abusos.

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