_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Europa: dos pasos adelante, uno atrás

Joaquín Estefanía

La coincidencia de la cumbre de Colonia de la UE y el aparente final de la guerra en Yugoslavia ha generado nuevas expectativas para Europa. Una Europa que, paradójicamente, ha encontrado en sus propias dificultades otra posibilidad de rehabilitarse y tomar la iniciativa. Los jefes de Estado y de Gobierno se han dotado de dos exigencias: generar una iniciativa de política exterior y de defensa común y asumir el papel principal en la reconstrucción de los Balcanes.Ambas reivindicaciones requieren ingentes cantidades de dinero. El primer paso ha sido definir qué se necesita; ahora llega el tiempo de explicar y concretar cómo financiarlo. Ante ello, por el momento, sólo caben preguntas que reflejan contradicciones. ¿Cómo financiar una seguridad europea que haga a los Quince menos subsidiarios de los norteamericanos y un Plan Marshall para los Balcanes manteniendo al tiempo las perspectivas financieras aprobadas hace un semestre por los mismos protagonistas (el Consejo Europeo) en Berlín -es decir, sin superar un presupuesto comunitario máximo del 1,27% del PIB-, sin modificación del resto de los gastos y con una limitación del 3% de déficit público en cada uno de los países (y tendiendo a la baja) como obliga el Pacto de Estabilidad? ¿Se va a alterar alguna de las anteriores premisas, subir los impuestos o crear algún gravamen específico?

Para conocer la magnitud del problema, antes hay que determinar en qué consiste. Cuando se demanda un Plan Marshall para los Balcanes, se hace una analogía muy genérica del plan norteamericano del mismo nombre: en 1947, recién terminada la II Guerra Mundial, el secretario de Estado de Estados Unidos, George Marshall, pronunció una conferencia en la Universidad de Harvard en la que propuso una ayuda a los devastados países europeos occidentales (excepto España, donde gobernaba el general Franco). A esa ayuda se la denominó Plan de Recuperación Económica Europea, duró desde 1948 hasta 1952 y supuso alrededor de 20.000 millones de dólares en materias primas, equipamiento industrial y alimentos.

La cumbre de Colonia ha creado una Agencia para el Sureste de Europa, encargada de poner en marcha un plan de reconstrucción para el conjunto de los Balcanes. En principio, Serbia no participará en esa tarea -pese a que su economía ha sido laminada por los bombardeos, que han destruido las infraestructuras más básicas- mientras Milosevic continúe al frente del país; los mandatarios europeos entienden que participar en la reedificación de ese país potenciaría al dictador en vez de propiciar su desaparición, objetivo no declarado del conflicto.

¿Cómo se financiará esta agencia y qué monto de dinero habrá de disponer? Aún no hay consenso: desde 5.200 o 6.200 millones de dólares anuales, durante cinco años, estimados por Prodi en una entrevista a la CNN, a los 30.000 millones de dólares anuales (que incluyen las reparaciones de guerra) calculados por el hasta ahora comisario de Asuntos Monetarios, De Silguy, pasando por los más modestos 1.739 millones de dólares anuales hasta la plena integración de la zona, definidos por el Centro de Estudios Políticos Europeos, con sede en Bruselas, que contempla la democratización de los cinco pequeños Balcanes: Croacia, Albania, Macedonia, Bosnia y Serbia-Montenegro. Todo ello sin contar con el coste de los refugiados albanokosovares, que también requerirá ayuda pública para la zona.

Kosovo ha dejado en segundo plano, y sin concreción alguna, el pacto europeo para el empleo que entró en la agenda europea cuando Jospin venció contra todo pronóstico en las elecciones francesas de 1997. El ímpetu que pusieron los Quince para sistematizar los criterios de convergencia se ha diluido al analizar el paro. Éste ha sido el paso atrás de Colonia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_