Aparcado en la burocracia

La burocracia aprieta pero no mata. Aunque para eso, primero hace falta tener la perseverancia de Carlos González Herrero, un alicantino que ha redactado decenas de escritos para solucionar el atolladero en el que la Administración le ha metido, y por el que ahora solicita indemnización. El 22 de mayo de 1998 denunció el robo de su coche y cerca de un año después, tras preguntar sobre su paradero varias veces en el depósito de la Policía Local de Alicante, recibió la notificación de subasta del vehículo. Por encima, le reclamaron 777.100 pesetas en concepto de tasas de almacenaje del mismo depósito en el que casi semanalmente preguntaba por su coche desaparecido. El vehículo había sido recuperado un mes después del robo, pero nadie se lo comunicó al dueño. La Policía Local asegura que no pudo saberse si era robado, ya que ese día la línea con la que se comunican con la Policía Nacional tenía problemas. El afectado rebate que dentro del coche estaban todos sus papeles: "Sólo tenían que abrir la guantera y ver mi dirección para llamarme". El hombre solicitó un informe sobre cómo habían recuperado el vehículo. En él, "sin venir a cuento", le recuerdan que el valor del mismo es de 80.000 pesetas. Finalmente, tras eximirle del pago de la tasa por ocupar el depósito, intentó recuperarlo, pero para ello se le exigió el abono del alta en Tráfico, el seguro y la ITV. González Herrero concluye que "en la Policía Local, en comisaría y en el Ayuntamiento hay un completo descontrol". González afirma, además, haber sufrido un trato vejatorio. Por todo ello, reclama al Ayuntamiento indemnización por el vehículo perdido y por el que se compró al creer que no lo recuperaría.