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Entrevista:JUAN ANTONIO YÁÑEZ EX EMBAJADOR ANTE LA ONU

"La acusación contra Milosevic es un paso más contra la impunidad"

Juan Antonio Yáñez Barnuevo (Coria del Río, 1942), como buen sevillano, jugador de cartas y diplomático de carrera sólo enseña sus naipes a medias. Embarcado en la titánica tarea de poner en marcha un Tribunal Penal Internacional permanente -frente a los creados para Yugoslavia y Ruanda- que impida la impunidad de los delitos de genocidio o por crímenes de guerra, el Yáñez optimista dice que esta Corte mundial podría empezar a funcionar el año 2003, aunque el pesimista lo traslada a 2010. Su visita a Euskadi, invitado por Rex Pública, ha coincidido con el procesamiento y la orden de detención contra Slobodan Milosevic por crímenes diversos. Entre la diplomacia para parar la guerra en Kosovo y el imperio de la ley internacional, no toma partido. Consejero del ex presidente Felipe González, fue embajador de España en la ONU de 1991 a 1996. Pregunta. ¿Cómo van los trabajos para que los parlamentos ratifiquen el estatuto de esta Corte mundial aprobado en la Conferencia de Roma en julio por 120 de los 160 países de Naciones Unidas? Respuesta. Ese estatuto de 128 artículos, que es un tratado internacional, ha sido firmado ya por 82 países, lo que no está nada mal, aunque tiene que pasar por los parlamentos (al menos de 60), y eso siempre es un proceso mucho más lento. En España, falta el dictamen del Consejo de Estado y remitirlo a las Cortes. En Europa, los que están más avanzados son Francia, Italia y Bélgica. Hay una dinámica en marcha, y no sólo entre los Estado, sino también en ONG, partidos y los medios, que es imparable. El impacto en la opinión de los casos de Ruanda y Bosnia han ayudado en gran medida. Y eso pesa en los gobiernos. P. ¿No advierten ustedes que buena parte del mundo pueda, ahora mismo, quedar fuera de este proyecto, toda vez que EEUU y China (dos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad) votaron en contra, así como la totalidad de los países árabes y gran parte de los asiáticos? R. La aplicación es mundial porque, aunque no lo hayan ratificado, el tribunal puede funcionar bien por una denuncia del Consejo de Seguridad de la ONU, una denuncia formal de la fiscalía o de un Estado, en determinadas condiciones. P. Pero ahora el grueso de los firmantes lo forman estados europeos, el África subsahariana y América Latina. ¿Demasiadas ausencias, no cree? R. Es cierto. Y EE UU, que trabajó mucho en Roma, es la gran incógnita. El problema para EE UU es que tienen un despliegue militar muy amplio en todo el mundo y temen que acciones de sus súbditos en un estado firmante puedan caer en manos de tribunales ajenos. Aunque no existe un boicot activo por parte del Gobierno, no cabe esperar que a corto plazo lo vaya a a firmar. P. ¿Pero los 18 jueces, el fiscal y el secretario de esa Corte podrán juzgar a Milosevic, Pol Pot, Pinochet o, como pide Gore Vidal, a Kissinger? R. Esta Corte sólo será competente para hechos posteriores a su entrada en vigor. Es un tribunal para el futuro que, además, da primero la oportunidad a los tribunales locales para juzgar y sólo actúa si hay fraude de ley o si un Estado se niega. P. Mientras, hay que esperar a los resultados de decisiones como la del Tribunal de la Haya en el caso de Milosevic. R. Es algo impresionante. La fiscal ha asumido su responsabalidad Es la muestra más palpable de que estos tribunales funcionan con su propia dinámica que, a veces, puede no coincidir con la diplomática. P. ¿Cómo explicar entonces que se puede negociar con un criminal como Milósevic al tiempo que se le pone precio a su cabeza? R. Hay que seguir las conversaciones, pero tiene que quedar claro es que el tiempo de la impunidad toca a su fin y que hay que rendir cuentas, en comisiones de la verdad o tribunales internacionales.

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