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Joaquim Molins quiere cambiar la bandera de Barcelona que pactó su partido con Maragall

Enric Company

VIENE DE LA PÁGINA 1 Los socialistas están equivocados, no sólo en su concepción de Barcelona, sino también en la de Cataluña. "No tiene que existir sólo una gran ciudad rodeada de un pedacito de país", aseguró Pujol en el Port Vell, "sino que tiene que haber más concordancia y compenetración entre la idea dominante en Barcelona y en Cataluña". El presidente se permitió retar a los socialistas sobre cuál de los dos partidos tiene más ilusión y se mofó de que éste fuera el lema de José Borrell, a quien no citó, en las primarias socialistas. Borrell no fue el único blanco de los dardos de Pujol, sino que aludió a los alcaldes socialistas de "importantes ciudades de Cataluña" investigados por los tribunales, en clara referencia a Antoni Siurana, de Lleida, aunque el presidente se olvidó de su correligionario de Tarragona, Joan Miquel Nadal, el único diputado al que se ha concedido dos suplicatorios en una legislatura. Al ser preguntado por un estudiante sobre la posibilidad de que por primera vez un candidato pudiera "hacerle sombra" en unas elecciones autonómicas, en referencia a Pasqual Maragall, el líder nacionalista hizo doblete en su respuesta. "Yo siempre he valorado mucho a todos los candidatos", manifestó. Pero a renglón seguido, Pujol añadió que cuando se designó a Joaquim Nadal como su contrincante se extendió el comentario "ahora sí que va en serio, ahora habrá un cambio en la vida política". Y lo mismo sucedió con los otros rivales, según el presidente. A Maragall le considera una figura muy importante, muy notable, pero "ya se verá", comentó en tono socarrón, porque Pujol tiene la clara convicción de que volverá a ganar en Cataluña incrementando los parlamentarios, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta. Ello le obligará a pactar con otra fuerza política. ¿Prefiere un bloque nacionalista o repetir la colaboración con el PP?, le preguntaron los estudiantes. "No sé, ya se verá, pactaremos con quien defienda nuestro mismo modelo de país. Hay tres o cuatro posibilidades", apuntó Pujol, incluido un pacto con el PSC. Pero Pujol ni siquiera se plantea perder los comicios, no sé ve como jefe de filas de la oposición. Los ataques al PSC se repitieron cuando Pujol habló de las licencias de radio y el proyecto para regular las emisoras municipales. El presidente conminó a los directivos de COM Ràdio -consorcio integrado por la Diputación de Barcelona, gobernada por los socialistas, e IC-V y con un centenar de emisoras locales- a que no insistan en legalizar las emisiones. "Aconsejo a la COM que no insista en cubrir de momento este vacío legal, porque si no cambiamos la ley, podría pasar que pudiera hacer menos cosas de la que hace", declaró Pujol. Guerra de símbolos Por la noche, el candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona, Joaquim Molins, fue el encargado de alzar el hacha de guerra contra los socialistas. Y en este caso recuperó una antigua batalla: la de los símbolos de la ciudad. En su primer mitin de campaña, celebrado en el corazón del Eixample, Molins se olvidó de los pactos de sus antecesores, en este caso de Miquel Roca, y reclamó la recuperación de la antigua bandera cuartelar de Barcelona, "la auténtica como capital de Cataluña", según la definió el propio candidato. Roca pactó con Pasqual Maragall en diciembre de 1996 la sustitución de la bandera de la ciudad, que posteriormente, en julio de 1997, aprobó la Generalitat. CiU celebró, a última hora de la tarde de ayer, su primer mitin de Barcelona en la sala de actos de los Maristas. Con un aforo de 1.200 personas, Molins, a pesar de estar arropado por todos los líderes de la coalición (Jordi Pujol, Josep Antoni Duran Lleida y Pere Esteve) tan solo logró congregar a unas 500 personas, menos de la mitad de la capacidad total de la sala.

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