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Todos contra Sudupe, o viceversa

Mikel Ormazabal

Las encuestas revelan que Guipúzcoa está a salvo de sorpresas. Casi nadie discute que el actual diputado general, el peneuvista Román Sudupe, candidato a la reelección por la coalición PNV-EA, presidirá la Diputación hasta el año 2003. Ahora bien, ¿gobernará en solitario como pretende o caerá en la tentación de buscar el apoyo de EH? El resto de las quinielas parecen irreales, salvo que un viraje ahora imprevisto lleve a los nacionalistas moderados a repetir el tripartito actual con los socialistas. El actual reparto de fuerzas, que escenifica un apretado cuádruple empate entre PNV, HB, EA y PSE-EE, se verá alterado por la alianza electoral que han suscrito los nacionalistas democráticos. Este acuerdo sitúa a Sudupe en una situación de ventaja sobre sus rivales, aunque los sondeos avisan de que en unas elecciones dos más dos no son cuatro. La suma de los 12 escaños del PNV y los 10 de EA, por tanto, se quedará lejos de los 26 asientos que otorgan la mayoría absoluta. La llave de la gobernabilidad está en poder de la coalición, que se ha proclamado autosuficiente para regir la próxima legislatura. Gobernar en solitario es "el escenario en que más cómodo voy a sentirme", dijo Sudupe, si bien no cierra la puerta a otras posibilidades: "Tenemos muy buenas relaciones con el resto de los partidos". Román Sudupe, a quien sus adversarios políticos apenas le han reprochado los resultados de su gestión, sólo ha tenido que esquivar algunos dardos envenenados por la complicidad de su partido con el mundo de HB. El aspirante a la reelección ha sido un maestro en el arte de aplacar la crispación, por más que los efectos del terrorismo de ETA hayan castigado con especial virulencia a Guipúzcoa. "Normalidad, serenidad, estabilidad y normalidad" es el latiguillo preferido en el discurso de este político de motor diesel, preparado para las largas distancias. A sus 51 años ya ha conocido todos los escalones de la Administración vasca: la municipal cuando fue alcalde de Azkoitia (su pueblo natal) entre 1979 y 1987; la autonómica, a la que pasó como viceconsejero de Interior (1987-89), y, sobre todo, la foral, primero como diputado de Carreteras y en esta legislatura que concluye como diputado general. De poco le sirvieron sus estudios de ingeniería para lidiar el conflicto de la autovía de Leizarán, aunque consiguió desatascar un problema enquistado y sin visos de solución por la intromisión de ETA. Se proclama un enamorado del escultor Jorge Oteiza, de quien admira su "rebeldía", cita como ejemplo de urbanidad la ciudad de Viena y su afición predilecta es subir al Izarraitz, un macizo de 1.026 metros de altura situado entre Azpeitia y Azkoitia. Tampoco le duelen prendas reconocer que la ideología socialista tiene en la utopía un resquicio positivo. La segunda fuerza más votada en los últimos comicios forales fue HB, que en esta ocasión presenta por primera vez un candidato a diputado general: Xabier Zubizarreta, un mondragonés de 53 años, con estudios de Magisterio y un pasado lejano espiritualmente vinculado a la congregación marianista. También fue candidato a lehendakari en 1994. Es la cara más amable de EH, el prototipo de los blandos que coquetean con el salto a las instituciones. Esta plataforma ha pasado de la sugerencia a la aprobación rotunda. Lo que antes era sí, pero no, hoy es una apuesta clara a entrar en el ejecutivo foral. Para el PSE-EE, lo anterior tiene una única lectura: Guipúzcoa es el "laboratorio de los ensayos de Lizarra". El candidato socialista, Guillermo Echenique, de 44 años, que obtuvo este honor al imponerse en las primarias de su partido a José María Múgica, incide en la fractura social que representa la consagración del "frente nacionalista". Hace cuatro años, tomó el cargo de diputado de Economía con el ánimo de "quitar el alcanfor de la Diputación" y ahora tiene como meta "ser un puente entre los extremos donde se han instalado los nacionalistas y la derecha". Los socialistas tienen la mano tendida al PNV-EA, a sabiendas de que en varios municipios guipuzcoanos ocurrirá a la inversa. Echenique, un despistado en las formas, pero de ideas ordenadas, apunta al centro sociológico y quiere ser el contrapunto que equilibre el "giro copernicano" de los nacionalistas. Sostiene que la mercadotecnia de PNV y EA esconde una "estrategia tácita" que consiste en atraer a HB al Consejo de Diputados para "acentuar la fragmentación que vivimos desde que se selló el pacto de Estella." El PP ha hecho lo de Fuenteovejuna, un cierre de filas por una causa común. La teoría del heroísmo político ha calado en un partido sometido a una persecución sangrante, por lo que tiene un mérito inusual que haya persuadido al 90% de su nómina de afiliados a la movilización electoral para presentar listas en 55 de los 88 municipios guipuzcoanos. El aterrizaje de cuatro pesos pesados como Jaime Mayor, Javier Arenas, Loyola de Palacio y Esperanza Aguirre, para completar las planchas de San Sebastián, Rentería, Irún y Zarautz, respectivamente, no es más que un gesto que simboliza la unidad frente a la adversidad. Los populares presentan a Iñigo Manrique como relevo del diputado José Eugenio Azpíroz, un político brillante y mejor orador. Es un joven de 30 años, natural de Irún, licenciado en Derecho y con un bagaje político insuficiente, labrado durante cuatro años como juntero de segunda fila en el Parlamento guipuzcoano. Como en tantos otros casos, ETA llamó hace un año al domicilio de Manrique y le dejó una bomba por obsequio. Las dos opciones más modestas son IU, que concurre con Antton Karrera, concejal en San Sebastián, y Plazandreok, la única formación integrada totalmente por mujeres, cuya cabeza de lista es Asun García. La disputa electoral para las Juntas Generales se completa con la batalla que librarán estos partidos en los frentes abiertos en muchos municipios guipuzcoanos. El PSE quiere mantener el control sobre siete alcaldías de primera división, como San Sebastián, Irún, Éibar, Rentería, Lasarte-Oria, Zumárraga o Andoain, que suman el 60% de la población provincial. El PNV-EA puja por la capital y por retener Mondragón y Hernani. Y HB también peleará por seguir al frente de Oiartzun, Lezo y Usurbil, además de recuperar sus joyas: Mondragón, Hernani y Pasaia. 585.413 electores darán su veredicto el 13 de junio.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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