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"Decir que gobernaremos con EH es un decir"

Javier Rivas

Cuando contempla la Ría desde su salón, Iñaki Azkuna casi puede tocar con la mano la fachada del Museo Guggenheim, el símbolo del Bilbao del nuevo siglo que este médico que lleva dos décadas dedicado a la Administración quiere gobernar. Pregunta. ¿Hasta qué punto la coalición PNV-EA responde al miedo al ascenso del PP?Respuesta. Yo no creo que haya sido por miedo. Creo que había desde hace tiempo un sentimiento en las bases de ambos partidos de acercamiento, aunque sea coyuntural, porque es coyuntural. No creo que haya sido por un miedo electoral, sino por un ambiente que hay en este momento más propicio que hace dos años, por ejemplo.

P. ¿Y hasta qué punto el PNV ha debido recurrir al carisma o el tirón popular de Iñaki Azkuna al ver el ascenso electoral del PP en Bilbao?

R. Yo no creo que tenga mucho carisma, para empezar. Y, en segundo lugar, bueno, a alguien tenían que elegir. Quizá mis características coincidían en este momento para lo que hacía falta en Bilbao. Ya veremos si esas previsiones se cumplen. No han tenido muchos problemas tampoco en elegirme y no he tenido muchos problemas en decir que sí. Hasta el momento no he dado muchos problemas.

P. ¿Con quién se ve más cómodo gobernando?

R. Ha habido una cultura en Bilbao PNV-socialistas, no sólo en el Ayuntamiento, sino en la Diputación de Vizcaya, que te da un mejor conocimiento de los otros. Son muchos años de colaboración, en los encuentros y en los desencuentros. Hay una historia, sobre todo en Vizcaya; hay un nacimiento casi parejo en la historia de socialistas y nacionalistas cuando el liberalismo bilbaíno se transforma en conservadurismo español, hay muchas cosas. Ahí ha habido una cultura. Cuando dicen que vamos a gobernar con EH, con HB, es un decir más. No hay cultura de gobierno con EH; con los otros, sí. Hay unas diferencias ostensibles. No obstante, primero dependerá de los resultados y después, tiene que depender para mí de dos conceptos fundamentales: gobernabilidad, hay que gobernar Bilbao, lo mismo que otros sitios, y, en segundo lugar, hay que hacer un programa. Veremos quién se asemeja más a quién en el programa. Y hay una tercera condición: las partes que se asocian tienen que querer asociarse.

P. ¿La dirección de su partido recibiría bien un pacto en Bilbao distinto al del Gobierno vasco?

R. Hombre, yo no voy a hacer nada en contra de la dirección de mi partido. Antes de consensuar con los demás supongo que estaremos de acuerdo con el partido.

P. ¿Pero qué margen personal puede tener el candidato?

R. Mi partido ha dicho lo mismo que yo. El presidente de mi partido en Vizcaya ha dicho lo mismo que estoy diciendo yo: gobernabilidad, consenso en un programa, etcétera. Ya veremos. Lo que está claro es que no hay un pacto premeditado.

P. El candidato de EH acaba de decir que el acuerdo en Bilbao debe ir "íntimamente unido al del Gobierno" de Vitoria.

R. Lo de íntimamente me subyuga, pero no me provoca ninguna reacción.

P. ¿Veinte años seguidos de alcaldías nacionalistas en Bilbao no son muchos? Igual los bilbaínos quieren ya un cambio.

R. Es posible. Vamos a verlo. En poco tiempo vamos a saberlo. P. Todos sus rivales, menos el de EH, tienen experiencia directa en la gestión municipal en los últimos años. Usted no.

R. No. Es un defecto y una virtud. Yo tengo mucha experiencia administrativa en la Administración pública; son veinte años de Administración pública. Yo vengo virgen al Ayuntamiento. Tiene sus ventajas. Vengo con frescura.

P. Su modelo de ciudad es...

R. Es una ciudad con carácter, como es la villa de Bilbao. Pero habría que mezclar varias cosas: en primer lugar, una ciudad con carácter, una ciudad más amable -Bilbao se podría haber hecho mucho más amable, sobre todo en los barrios-, una ciudad más solidaria, con justicia social, y una ciudad plural, de absoluto respeto a las ideas. La mayoría de los bilbaínos y las bilbaínas son respetuosos. Siempre hay un porcentaje en todas partes o de nostálgicos o de radicales que no respetan casi nada, pero respetar las ideas es el mínimo común denominador de la convivencia humana. Y respetar las ideas en Bilbao y unirlo al amor de Bilbao es la bilbainía.

P. Su programa arranca haciendo un canto a la tolerancia. ¿La cree posible en esta ciudad, sobre todo en una situación de encrespamiento creciente entre nacionalistas y no nacionalistas?

R. Creo que hay que conseguir ese mínimo común denominador en Bilbao que es la bilbainía. Lo que pido es ese mínimo común denominador, nuestro amor a Bilbao, al menos. Y otras cosas si se puede, pero al menos eso. Y dentro de eso, pido el respeto a las ideas. La pluralidad enriquece a la ciudad y es un activo que no podemos perder.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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