Sectores afines al PP apuestan por centralizar la confederación de padres
El consejero de Educación, Manuel Tarancón, firmó ayer un pacto con las confederaciones de padres de alumnos de los centros laicos y católicos agrupados en la Covapa y la Concapa, respectivamente. El acuerdo que, según Tarancón, busca "la participación de los padres para impulsar una educación de calidad", se enmarca en la polémica que precede la asamblea general de Covapa de mañana, donde las actuales direcciones, afines al PP, promoverán un cambio de estatutos que busca la fusión de las tres federaciones para tener un control centralizado del movimiento de padres de la escuela pública.
El consejero Tarancón subrayó ayer que la firma del acuerdo con los presidentes de la Covapa (Confederación Valenciana de Asociaciones de Padres de Alumnos), José Antonio Ranchal, y de la Concapa-CV (Confederación nacional Católica de Padres), José Rafael Monter, demuestra "la voluntad de diálogo" del Consell con todos los sectores educativos. Para Ranchal -que desde la llegada del PP a la Generalitat ha servido de interlocutor directo con el presidente Eduardo Zaplana para acercar el movimiento de padres de la Comunidad Valenciana a la Administración, frente a los sectores de talante progresista, partidarios de la movilización y la presión- el acuerdo supone "la voluntad de encontrar puntos de encuentro y de acoger a todas las APAS con independencia de su línea". En ese mismo sentido, el responsable de la confederación de centros católicos destacó, por su parte el carácter "pionero en España" del pacto, que, precisó, "supone un principio de unión con los padres". En la práctica, el acuerdo de ayer representa la culminación de una estrategia de desmovilización para la que el gobierno del PP ha recurrido a múltiples fórmulas, desde la creación de una mesa sectorial de padres, donde los representantes cobran por su asistencia, hasta el incremento considerable de la línea de presupuestos para las agrupaciones de padres, que se ha multiplicado por ocho. La culminación de este meticuloso proceso tendrá lugar en la asamblea general y extraordinaria de la Covapa, que se celebrará el sábado en la misma sede de la Consejería de Educación, según el comunicado enviado por el propio Ranchal con fecha del 14 de mayo a las federaciones. La asamblea será clave para consolidar el control sobre las tres federaciones provinciales, incluída la de Valencia, que se ha caracterizado por su talante beligerante. El objetivo más concreto, según fuentes del movimiento de padres, es lograr una reforma de los estatutos de la Covapa, que el mismo Rachal impulsó sin éxito hace cuatro años, encaminada a la fusión de las tres federaciones, la reelección de las respectivas ejecutivas y la creación de la figura de "padres liberados", que hoy por hoy está prohibida en los estatutos de la federación de Valencia. Todo ello ha sido posible mediante la cooperación de la nueva ejecutiva de FAPA-Valencia, que desde diciembre dirige Toni Garcés, quien emprendió entonces un giro de 180 grados hacia posiciones "dialogantes" con la Administración, pasando por alto el máximo órgano de gobierno de la federación -el Consejo de Gobierno- lo que le ha valido un proceso abierto por parte de la Comisión de Arbitraje y Mediación. El resultado de la iniciativa por parte de la Comisión de Arbitraje de la FAPA de Valencia será decisivo en la estrategia de fusión iniciada, ya que ha enviado a todos los órganos donde está representada la FAPA un escrito impugnando los nombramientos que Garcés hizo unilateralmente el mismo día de su posesión. Esto abre un cisma casi irreversible en la federación de padres más importante cuantitativamente de la Comunidad y pone en evidencia la política de "cooptación" de padres que, según la dirección comarcal de Valencia, están cobrando dietas de la Administración de cuatro millones de pesetas.
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