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ELECCIONES 13-J Municipales

Un aluvión de obras pone "patas arriba" a Santander

El PSOE denuncia que el PP, en su "alocada obsesión" urbanística, se ha olvidado de los problemas reales de la ciudadanía

,"¿Qué graduación tiene en la escala Richter el terremoto que nos sacude desde hace un año y nos tiene patas arriba la ciudad?", pregunta un jubilado a otro mientras se abren paso a duras penas entre las vallas que acotan la avenida de la Reina Victoria, en Santander, a causa de las obras. Una escena común a las múltiples arterias y paseos desventrados por la estridente maquinaria. El Ayuntamiento no para. Pero, más que irritados por las molestias, los ciudadanos se muestran curiosos y expectantes.Advirtiendo de que no es un documento "exhaustivo", el alcalde, Gonzalo Piñeiro (PP), resume en 30 folios las acciones urbanísticas puestas en marcha precisamente en el último semestre: desde la espectacular remodelación de la aludida avenida de la Reina Victoria y el paseo de Pereda hasta el simple arreglo de una pista de petanca, desde el asfaltado de 550.000 metros cuadrados hasta la gestión de 107.000 millones de pesetas en la legislatura, 14.000 aportados por la Unión Europea. Lo previsible es que renueve su mandato por otros cuatro años, con lo que sumaría tantos como Juan Hormaechea (Upca), pero muchos menos que el médico Manuel González, quien durante el franquismo gobernó 21 años.

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Consejero de Turismo con Hormaechea hasta que dimitió para facilitar la reprobación del presidente de la comunidad, luego condenado, la verdad es que Piñeiro ha sorprendido por la abundancia y el ritmo de sus iniciativas urbanísticas. El vicepresidente primero del Gobierno central, Francisco Álvarez Cascos, amigo suyo y con quien comparte las emociones de la pesca fluvial y la marítima, allanó su camino hacia la alcaldía. Santander aparecerá este verano más atractivo y con mayor calidad de vida. El paseo de Pereda ha ganado más de 1.000 metros cuadrados para los peatones. Paralelamente, desaparecida la vía férrea, ha surgido un bello paseo ante la bahía, en cuyo saneamiento se invierten 12.000 millones. Los ciudadanos intentan ahora confortablemente sentados buscar nuevas perspectivas al soberbio paisaje que Gerardo Diego llamó "el gran prado azul".

La avenida de la Reina Victoria también gana en atracción. Sin alterar sus principales elementos, se han resuelto armoniosamente ciertas carencias. El emblemático paseo ha quedado iluminado en ambas márgenes y su desgastado suelo ha sido sustituido por losas de hormigón pétreo y azul.

El Mercado del Este, de estilo neoclásico, clausurado en 1986 y que la izquierda quería restaurar y la derecha derribar, será dentro de año y medio un gran centro cultural y comercial. Las obras acaban de iniciarse. Salvarle de la agonía costará 1.300 millones.

Pero, mientras tanto, los barrios del extrarradio claman por sus carencias, en algunos casos muy severas.

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La oposición, representada por Juan José Sota (PSOE), no oculta su preocupación por esa " alocada obsesión" de la corporación en detrimento de los problemas reales de la ciudadanía: "En el desempleo, por ejemplo, no se ha hecho esfuerzo alguno por desarrollar una política activa. Lo mismo ha ocurrido con las viviendas. La política social es ramplona y cicatera. Del presupuesto de 22.000 millones sólo se dedican 380 a los servicios sociales, incluida la partida de personal".

Obviamente, Piñeiro se siente muy satisfecho. Su antecesor, Manuel Huerta (PP), le dejó una deuda de 27.000 millones. "La hemos reducido", afirma, "a 23.000 y la carga financiera ha bajado en casi 17 puntos. Además, desde hace dos años no acudimos a los bancos para solicitar nuevos créditos".

Acusado por algunos de sus colaboradores de tener un férreo talante presidencialista y ser secundado por sus aguerridos "ministrucos", Piñeiro no ve reparos en el matrimonio de populares y regionalistas que le ha facilitado hasta ahora la gestión, por lo que no le importaría repetir la fórmula aunque, en el fondo, sueñe con la mayoría absoluta.

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