Muchos planes, pero incumplidos
Miguel Amores del Pino es uno de los miles de hijos de inmigrantes llegados a principios de los años 50 a Vizcaya en busca de trabajo, que terminaron por establecerse en las poblaciones de la Margen Izquierda. En este caso, en Portugalete. Han pasado más de 40 años y aquel malagueño apenas recuerda como era la localidad a la que llegó. Como en el resto de los municipios colindantes, la población disminuye imparable en Portugalete hasta haber llegado a los 53.498 residentes actuales. El paro ha descendido en los últimos cuatro años pero todavía se sitúa en el 29,9%. En Santurtzi, la situación no es más benigna. La pérdida progresiva de población ha obligado a adoptar medidas drásticas como la promovida hace varios años por el Ayuntamiento con el fin de conseguir los necesarios 50.000 empadronamientos y poder acogerse a las ventajes fiscales. Entonces, se quiso rescatar a algunos emigrantes jubilados que habían regresado a sus lugares de origen tras la ruina industrial. Los esfuerzos han resultado inútiles y los actuales 48.962 habitantes impiden conservar los 25 concejales actuales, que tendrán que descender a 21 en los próximos comicios. Como en toda la Margen Izquierda, también Santurtzi se acoge a los grandes planes de lanzamiento urbanístico e industrial. Aunque, como en el resto de la comarca, las obras van con retraso. Las autoridades municipales están empeñadas en que la localidad adquiera nivel industrial. Para ello, cuentan con el respaldo económico de los gobiernos vasco y central y hasta de los fondos europeos. Éste es uno los pilares básicos del ambicioso proyecto de regeneración industrial de la zona: la ampliación del puerto de de Bilbao. La primera fase concluyó en diciembre pasado y su presupuesto ascendió a los 40.000 millones de pesetas. El trabajo acometido hasta la fecha ha permitido crear una dársena abrigada que supera los 5 kilómetros cuadrados de superficie interior y tiene un dique de más de tres kilómetros de longitud y otro de 1,2 kilómetros que arranca del rompeolas de Santurtzi. A su lado, se ha habilitado el muelle 1. En esta zona se localizan los 1,5 kilómetros ganados al mar. Cuando se finalice el proyecto, se prevé que disponga de 3,5 kilómetros. Con la ampliación del puerto bilbaíno se busca generar un movimiento mayor de mercancias y poner un gran parche al mayor problema del municipio: el paro. No es el único plan de regeneración económica. Muchos otros se han ido aprobando en esta legislatura municipal y en ocasiones en la anterior, a pesar de que están pendientes de conclusión. Entre ellos, políticos y población coinciden en mencionar la paralización del proyecto de construcción del túnel ferroviario de Serantes, de cinco kilómetros y medio. La obra posibilitará la salida de las mercancias que llegan al Superpuerto. El proyecto lleva la firma del Ministerio de Fomento y su presupuesto supera los 7.000 millones de pesetas Otro plan que ha generado expectativas en Santurtzi es la rehabilitación de 900 mil metros en las antiguas minas de Agruminsa, de los que 400 mil, según las previsiones, se utilizarán para instalaciones de pequeñas y grandes empresas. Frente a los ambiciosos proyectos políticos, los santurtzianos expresan fundamentalmente su preocupación por los problemas sociales: el tráfico y la vivienda, según revela una encuesta municipal reciente. A pesar de la diáspora de los últimos años, más del 80% de los residentes en Santurtzi asegura que le gusta vivir en esa localidad, así como que su vida ha mejorado en los últimos cuatro años. En la localidad vecina de Portugalete, los vecinos responden de manera diferente si se les interroga. "En los últimos cuatro años la tasa de basura ha subido el 75%; la contribución urbana, termómetro de bienestar social, un 27,3% y, por no seguir citando, ha habido una degradación de los servicios municipales", señala Angel Sánchez, concejal saliente de IU-EB. Viviendas en construcción Cada población de la Margen Izquierda se confiesa la más abandonada por las instituciones. En el caso de Portugalete, el sentimiento se repite. Distintos sectores sociales conciden en la falta de zonas verdes y de polideportivos. De viviendas sociales y hasta del incumplimiento del Plan General. Éste se aprobó en 1991 y en él se recogía la construcción de 2.800 viviendas a lo largo de 12 años. En el barrio de Repélega estaban previstas la construcción de 457 viviendas en los primeros cuatro años; 180 de ellas en regimen de alquiler y todavía no se han construido "y son las más urgentes si quieren que los jóvenes nos quedemos en el pueblo", argumenta Gorka Zubeldia, de 26 años. En Portugalete el coste del metro cuadrado asciende a 280 mil pesetas, uno de los más altos del País Vasco. Tampoco se han construido las 510 viviendas que tenían que haber concluido en 1996. Ni las 393 que tendrían que haberse levantado en Los Hoyos en esta legislatura, según el Plan General. En la calle, los vecinos arremeten contra el tráfico; uno de los principales problemas del municipio. La situación es caótica, reconocen también las instituciones. Para intentar paliarlo, se ha aprobado esta legislatura municipal crear mil plazas de aparcamientos subterráneos destinadas a los residentes en la localidad. "Yo he vivido siempre en Portagalete. Me gusta y quiero quedarme aquí para siempre. La gente se va pero yo me quedo. No he pensado nunca en marcharme al sur, de donde llegó mi padre. Los vecinos de Portugalete queremos recuperar la calidad de vida que hubo hace veinte años. La Margen Izquierda ha tocado fondo; ya sólo puede subir", expresa Miguel Amores del Pino, guarda jurado en Ortuella.
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