Rescatan a una anciana que llevaba tirada dos días y hallan el cadáver de su hijo
Una desagradable sorpresa aguardaba ayer a la Policía Municipal en el número 20 de la calle del Almirante. Los agentes acudieron a la vivienda a rescatar a una anciana, Rosario Alonso I., de 90 años, que llevaba dos días tirada en el suelo y sufría una fuerte deshidratación. Pero al entrar, en una habitación contigua, tendido encima de la cama, descubrieron también el cadáver de su hijo, Francisco Roselló Alonso, de 65 años, que llevaba alrededor de tres meses muerto y cuyo cadáver había sido devorado por sus gatos y el perro.
El buzón de Francisco Roselló y su madre rebosaba de cartas. Ninguno bajaba a recoger el correo desde hacía meses. Y los vecinos ya no oían ruido alguno en el piso cuarto izquierda del número 20 de la calle del Almirante (distrito de Centro). Alarmados, avisaron a la policía.Cuando los agentes acudieron al aviso y entraron en el domicilio se encontraron con una escena brutal: Roselló estaba tumbado en su cama, muerto, en un avanzado estado de descomposición y lleno de mordiscos.
Francisco y su madre vivían rodeados de animales. Tenían un perro y alrededor de 10 gatos de distintas razas. El can se llamaba Truhán y era un perro de caza, tenía unos 10 años, era de tamaño medio y de color blanco y negro. Su amo llevaba meses muerto y nadie le alimentaba. Se desconocen las causas de su fallecimiento. Ni Truhán ni los gatos pudieron aguantar el hambre durante más tiempo. Su instinto de supervivencia les pudo y comenzaron a devorar por partes a su dueño.
Deshidratada
A unos metros de Francisco, en una habitación contigua, estaba tumbada en el suelo, sin poder moverse, su madre, Rosario, de 90 años. Cuando los médicos del Insalud-061 acudieron al aviso, la recogieron. Tenía graves síntomas de deshidratación y desnutrición. Se había quedado muy débil. Fue trasladada al Hospital Clínico por una ambulancia del citado servicio sanitario. Estaba deshidratada y fuertemente conmocionada.
Los vecinos se percataron de que algo raro sucedía en la vivienda porque los gatos comenzaron a escaparse del domicilio de los Roselló y deambulaban "como abandonados" por las escaleras del inmueble, según explicó ayer Almudena Zamora, de 27 años, y que vive en el piso quinto izquierda del bloque.
El edificio carece de ascensor. Se construyó a principios de siglo. Y en el descansillo del cuarto piso siempre olía mal, según Zamora. "Siempre que pasabas por la puerta de la casa de Paco, olía mal. Debía de ser por la cantidad de animales que vivían en la casa y porque nadie la limpiaba. La madre no podía porque ya estaba muy mayor y el hijo porque nunca lo hacía", añadió Cristina Zamora, de 20 años, que vive con su hermana Almudena.
El bloque de cinco alturas donde vivía Roselló atraviesa un periodo de obras de remodelación. Uno de los albañiles le dijo a una vecina: "Aquí no huele a perro ni a gato. Aquí huele a muerto". Y así era. El juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver y su posterior traslado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicará la autopsia para determinar las causas de su fallecimiento.
"El interior de la vivienda estaba muy sucio, había excrementos por el suelo y los gatos hacían lo que querían, hasta comían encima de la mesa, y se tumbaban por todos lados", según los vecinos. "La cocina estaba muy sucia, el suelo estaba negro de la grasa cuando antes era de color amarillo", explicó Zamora.
Francisco se fue a vivir a casa de su madre cuando falleció su padre, un abogado cuya placa aún cuelga en la puerta del domicilio. La madre del fallecido no salía de casa desde hacía "un año aproximadamente porque es muy mayor ya y no tiene el cuerpo para subir y bajar los cuatro pisos por las escaleras", según aseguró un vecino.
"Muy educado"
Era el hijo el que se encargaba de hacer la compra. "Iba bien vestido y él mismo se hacía la colada porque su madre no podía. Siempre saludaba con mucha educación", explicaron las hermanas Zamora.
Pero dentro del domicilio, la cosa cambiaba. "No se llevaban nada bien entre ellos. Era frecuente escuchar gritos en su casa. Paco [el fallecido] le gritaba e insultaba a su madre. Incluso la maltrataba. En ocasiones la pegaba y a ella se la veía a veces con los ojos morados", añadió Zamora.
Los vecinos de dos de las viviendas del bloque han adoptado temporalmente a los gatos de Francisco y Rosario. Unos han acogido a cuatro en su domicilio y otros al resto. Ahora buscan unos padres adoptivos para los mininos. A Truhán se lo llevó la policía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.