Bajo el signo de "Tómbola"
"Parece claro que hay que reinventar la televisión valenciana", decía uno de los párrafos iniciales del programa del PP en las pasadas elecciones autonómicas. Como medida más novedosa, los populares incluían la posibilidad de privatizar Canal 9. Cuatro años después, Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) ha aumentado un 74% el número de trabajadores contratados, entre fijos y eventuales; de 829 que había en 1995 se ha pasado a 1.443 en 1999. De forma paralela, los recursos financieros de RTVV, procedentes en su gran mayoría de aportaciones de la Generalitat, se han duplicado: de los 13.000 millones de pesetas presupuestados en 1996 se ha llegado a la cifra de 23.000 millones en 1999. Esta inyección de dinero público ha servido fundamentalmente para cubrir las pérdidas -las mayores en el decenio de vida de Canal 9-, que este año ascenderán a más de 8.000 millones, según estima la propia Generalitat. Quizá la privatización se lleve a cabo durante la próxima legislatura, si el PP gana por mayoría absoluta y ya no necesita a UV para gobernar, como han repetido los populares. Pero la externalización de servicios, las empresas privadas y los nombres propios ha marcado Canal 9 durante el mandato popular que ahora acaba. Una etapa en la que la televisión ha sido el pan de todos los días en la mesa del debate político. Cuatro directores han desfilado en cuatro años, casualmente el mismo número de consejeros que han ocupado el departamento de Educación y Cultura. El que más se ha significado ha sido, sin duda, Jesús Sánchez Carrascosa, ex jefe de gabinete del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, que, entre otras cosas, se encargó de realizar los cambios más profundos acometidos en la redacción de informativos con la incorporación de decenas de periodistas recién contratados. Zaplana había manifestado a principios de la legislatura que Canal 9 era "un bastión de los socialistas". Una gran parte de los trabajadores de plantilla fueron desplazados a Notícies 9, más tarde bautizada como Punt Dos, o a puestos informativos menores. Sin atender a cualquier criterio de excelencia, hoy en día las labores periodísticas de mayor importancia son encomendadas en gran medida a becarios o periodistas de corta experiencia, "elegidos a dedo, por su proximidad al PP", según denunciaron el comité de empresa y la oposición. Un indicio de la televisión pública propuesta por el PP, que muchos consideran una exacerbación del modelo instaurado por los socialistas. Aunque no es fenómeno exclusivo de Canal 9, los sucesos, los deportes y los temas festivos y de sociedad se han adueñado de la rejilla, saturada de productos que sólo buscan la audiencia -palabra clave en la etapa de Carrascosa-. Por ello se programó en horario infantil un espacio como El juí d"Alcàsser, a pesar de que el programa del PP insistía en suprimir en esa franja "cualquier" producción "violenta o que aparecezcan muertos" . No es casual que Tómbola -el programa más rentable de la cadena- se haya convertido en el buque insignia de la cadena para el resto del Estado, además de abrir una nueva ruta en el océano cada vez más surcado de la telebasura. Cabe preguntarse si en una gestión privada de la televisión se plantearía la posibilidad de suprimir -Canal Sur lo hizo- este programa de cotilleos en castellano. Mientras se necesiten los ingresos de publicidad, el objetivo de ofrecer un servicio público sin seguir los dictados del mercado tiene un componente quimérico, pero algunas cadenas han logrado una fórmula mixta más cercana a su razón de ser, aunque para ello hayan tenido que asumir un buen chorro de pérdidas. No parece que el déficit de Canal 9 responda a ese propósito a tenor del contenido de su programación. Desde octubre de 1997, el director general de RTVV, José Vicente Villaescusa, se ha cubierto las espaldas en cuanto al incumplimiento de los objetivos de la ley de creación de Canal 9 recurriendo a Punt Dos, cadena íntegramente en valenciano que desde su nacimiento ocupa un espacio residual. El mismo que mantiene RTVV en Vía Digital, en cuyo accionariado fue invitada a entrar, como el resto de cadenas autonómicas gobernadas por el PP. Los esfuerzos y recursos se dirigen a Canal 9, en la que reinan en las horas de máxima audiencia los programas y las películas en castellano. Y en ese reino, Producciones 52, radicada en Sevilla y Madrid, se mueve como pez en el agua, llegando a tener en antena tres programas al mismo tiempo, entre ellos Tómbola y Parle vosté, calle vosté. El uso del valenciano se ha reducido al mínimo o ha desaparicido en las horas de máxima audiencia, mientras que la producción propia en Canal 9 no ha pasado de ser testimonial o subsidiaria con respecto a las producciones delegadas. Hace dos años, la Federació Valenciana de l"Audiovisual (Feva) denunció amiguismo en las contrataciones y enriquecimiento de un pequeño grupo de empresas relacionadas con el PP. Tras largas negociaciones, RTVV y la Generalitat alcanzaron un principio de acuerdo de promoción del sector audiovisual autóctono mediante la concesión de ayudas y la vinculación de las mismas. La Feva calificó de histórico el protocolo de actuación. Como histórica fue la aprobación durante esta legislatura del Estatuto de Redacción en RTVV, una herramienta de participación de los periodistas en los órganos de dirección que ha emitido dos demoledores informes sobre manipulaciones y censuras. El primero de ellos se dio a conocer en octubre de 1997 y señalaba que Zaplana duplicaba las apariciones en la televisión valenciana de Joan Lerma, cuando éste era presidente de la Generalitat. El segundo, hecho público el pasado septiembre, denunciaba que sólo el 1% de las noticias eran críticas con el Consell, saliendo Zaplana casi cinco veces más que el resto de líderes políticos. Hace dos meses, siendo ya directora de la cadena la ex directora general de Medios de Comunicación y ex jefa de prensa de Zaplana en Benidorm, Genoveva Reig, el comité de redacción explicó en las Cortes que los cámaras de la televisión valenciana tenían órdenes expresas de no grabar el perfil izquierdo de Zaplana. Los partidos de la oposición han denunciado reiteradamente el uso partidista de la televisión pública, al tiempo que han acusado al PP de beneficiar a un grupo de empresas afines, de despilfarrar el dinero público y de practicar el enchufismo en la contratación de trabajadores como la reciente incorporación a RTVV del hijo de Maruja Sánchez, la ex edil tránsfuga que permitió con su voto que Zaplana alcanzara la alcaldía de Benidorm. El pasado mes de abril, el presidente del Consell afirmó que se mantienen las líneas marcadas en el programa de 1995 sobre la cesión de la gestión de Canal 9, siempre que se "respeten los principios fundacionales" de la cadena. Zaplana respondió así a la propuesta formulada una día antes por la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) de privatizar uno de los dos canales de la televisión valenciana.
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