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Defensa a destiempo

La presidenta del PP y alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ha hecho saber que acudirá a los tribunales de justicia en defensa de su honor cada vez que se sienta insultada por los dirigentes de otros partidos. "Ha llegado el momento", dijo, "de que los políticos que consideremos que nuestro principal patrimonio, nuestro honor, haya sido dañado nos defendamos". No cabe la menor duda que la presidenta del PP está en su derecho de acudir a los tribunales de justicia cada vez que lo estime oportuno. El acceso a los tribunales de justicia sin que en ningún caso pueda producirse indefensión es un derecho fundamental que carece de límites. Ahora bien, una cosa es que la Constitución le permita acudir a los tribunales cuando lo estime pertinente y otra muy distinta que sea razonable que lo haga. Prolongar el enfrentamiento político en los tribunales no suele conducir a ningún sitio, como hemos tenido ocasión de comprobar de manera reiterada a lo largo de las dos pasadas décadas. Entre la política y la justicia no puede no haber algún tipo de conexión. Pero deben ser esferas que se mantengan lo más separadas posible. Judicializar el debate político acaba conduciendo casi siempre a politizar el debate judicial, con consecuencias negativas para ambas esferas. Resulta, por lo demás, sorprendente que la presidenta del PP haya llegado a la conclusión de que es precisamente ahora cuando "ha llegado el momento" para acudir a los tribunales en defensa del honor de los políticos. Quien haya vivido en España y, sobre todo, en Andalucía en toda esta década, sabe perfectamente que no es en estos momentos en los que el ataque al honor de los dirigentes políticos está siendo más intenso. Bastaría con que la presidenta del PP repasara las hemerotecas del bienio 94-96 para que comprobara los insultos que se le dirigieron sistemáticamente al presidente de la Junta de Andalucía por los dirigentes de su propio partido, en particular por el actual secretario general del PP, Javier Arenas. Ataques que no sólo se dirigieron a él personalmente, sino que llegaron a extenderse a su entorno familiar. Las críticas que se le están dirigiendo a los políticos del PP que ocupan cargos democráticamente elegidos no tienen comparación con las que recibieron los políticos del PSOE que ocuparon esos mismos cargos en la legislatura anterior. Ni el presidente del Gobierno ni ninguno de los alcaldes del PP puede considerar que se les está pagando con la misma moneda. Esto es algo que está en el aire. Todo el mundo sabe lo que fueron los años de la crispación y cómo destacaron en esa tarea de crispar la sociedad española los dirigentes del PP en general y la presidenta del PP andaluz en particular. Pero, como decía al principio, la señora alcaldesa está en su derecho. El mismo que asiste a la candidata a las elecciones europeas, Loyola de Palacio, por el asunto del lino. El tiempo dirá.JAVIER PÉREZ ROYO

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