Las tablas del contable y el jardinero

A las seis de la tarde se repartieron en 35 tableros de ajedrez 36 personas en el Centro Comercial La Vaguada para disputar una simultánea.Con las blancas, Miguel Illescas, campeón de España; con las negras, los 35 restantes. Cuatro horas después, al frente de las negras sólo quedaba luchando para conseguir tablas en un apretado final de peones y alfiles Antonio Sáez, del club de la Elipa, de 33 años y contable. Hasta entonces sólo David Hinojos, jardinero, del club de Vallecas, había logrado una posición pareja a la del campeón y éste le había ofrecido el empate. Los 33 ajedrecistas restantes habían perdido a pesar de que Illescas empleaba unos segundos en decidir el camino correcto y ellos pensaban, de media, unos 20 minutos.En finales a cara de perro de alfiles y peones resulta fatal un error, aunque sea milimétrico. Y Sáez lo cometió. Illescas comenzó a aprovechar la equivocación y a acorralar a Sáez, pero el contable se defendió bien. Al final, el campeón le ofreció unas tablas a pesar de disponer de ventaja."Te las has merecido, y además, si no, podemos estar aquí hasta las doce de la noche", dijo Illescas.

Sáez e Hinojos batallaron con el campeón más de 60 movimientos cada uno. Bastantes más que los que logró el primer jugador que cayó eliminado, un muchacho de 15 años que en la jugada 12 se entregó. La segunda derrota llegó en la ronda 17. La víctima resumió así la manera trituradora de jugar de Illescas: "No te deja moverte, te aprisiona desde el primer momento; sale atacando. A mí me ha comido la dama de una manera preciosa y he dicho: "Vale, tío, hasta aquí has llegado".

Con dama o sin dama, uno a uno fueron cayendo todos. Desde los niños a los mayores de 60 años. Y cuando todo acabó, los incombustibles, los que duermen imaginando variantes, defensas novedosas o sacrificios ganadores, rodearon al campeón y le preguntaron lo que siempre se pregunta: "¿Dónde fallé"? Illescas recordó los errores de los 10 que le rodeaban: "Tú empleaste una siciliana con variante Nardo... Tú te equivocaste cuando...". Los ajedrecistas saben que cuando se recuerda se juega otra vez.