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El País Vasco se enfrenta hoy a una huelga general marcada por la división sindical

Euskadi se enfrenta hoy a una huelga general que se columpia entre el sindicalismo y la política. La protesta cuenta con el respaldo de los cuatro sindicatos mayoritarios (los nacionalistas ELA y LAB y los de ámbito estatal CC OO y UGT); sin embargo, nada es lo que parece. No hay sintonía entre las centrales y no hay movilizaciones conjuntas. La reducción de jornada a 35 horas semanales es el punto de encuentro en la división sindical vasca; no obstante, los nacionalistas buscan más. Para ELA y LAB está en juego su reclamación histórica: el ámbito vasco de relaciones laborales.

La huelga general, que se prevé cuente con un amplio seguimiento, es el reflejo del propio pulso que mantienen entre sí los sindicatos vascos. El debate sobre el reparto del empleo lo trajo a Euskadi hace dos años con escaso éxito Ramón Jáuregui, secretario de política institucional del PSOE y entonces consejero de Trabajo del Gobierno vasco. Pero la semilla estaba sembrada. Desde ese momento, las discusiones entre la patronal vasca Confebask y los sindicatos en el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) se redujeron a la reordenación del tiempo de trabajo. Las cuatro centrales mayoritarias han mantenido siempre en las discusiones una postura unánime, pero de cara a la galería siempre han aparecido divididas en dos: por un lado, ELA y LAB, y por otro, CC OO y UGT. Frente a ellas, una patronal que niega la jornada semanal de 35 horas por ley, pero que la acepta en la negociación colectiva, convenio a convenio, para que no afecte a la competitividad de las empresas. En Euskadi, la jornada laboral media es de 37,5 horas. Ayer, ante la previsión de seguimiento unánime, Baltasar Errazti, presidente de Confebask, pedía que se respetara el derecho al trabajo.De acuerdo con un dirigente sindical vasco, la huelga es el resultado de un pulso entre las dos centrales mayoritarias: ELA, que cuenta con el 40% de los delegados y ha estado históricamente ligada al PNV, y CC OO. En más de una o de dos ocasiones se ha oído a Francisco Blanco, secretario de organización de CC OO de Euskadi, desafiar a José Elorrieta, secretario general de ELA, sobre su miedo a convocar una huelga y acusarle de hacer política y no sindicalismo. Una vez firmada la Declaración de Estella, Elorrieta, el hombre que dio la mano a LAB, sindicato incluido en el autodenominado MLNV, se quitó el casco político, se puso el sindical y convocó la huelga.

Ni siquiera la firma a comienzos de este año del Acuerdo Vasco por el Empleo, que recogía la supresión de las horas extras y el contrato de sustitución, pudo parar la convocatoria. Rafa Díez, secretario general de LAB, ya anunciaba el 5 de enero la posibilidad de hacer una huelga. Pero la convocatoria oficial la hacía Elorrieta a comienzos de abril. Carlos Trevilla, secretario general de UGT de Euskadi, se sumó de inmediato a la convocatoria. A su entender, por fin ELA y LAB hacían sindicalismo. CC OO tardó más y esperó hasta finales de mes. Santiago Bengoa, su secretario general, no quería ir con ELA y LAB a una huelga general sin colaborar en las empresas. Sin embargo, CC OO no podía ser el único sindicato en no convocar la huelga y al final lo hizo. Aunque la unanimidad sindical sobre las 35 horas es absoluta, al bloque nacionalista y al no nacionalista les siguen separando su concepción de país, su marco de relaciones laborales. ELA y LAB apuestan por el marco vasco con exclusión del estatal.

Debate social

Pero las peripecias de la huelga general no terminan en la confrontación entre los sindicatos y la patronal o en los servicios mínimos, sino que el debate se ha extendido al resto de la sociedad. El pacto de Gobierno entre PNV, EA y EH recoge la reducción de jornada, que pronto llegará a las administraciones vascas, aunque las posiciones ante la huelga no sean comunes. Mientras los nacionalistas del PNV se alían con la patronal y el PP para calificar la huelga de excesiva, EH, que va de la mano de LAB, apuesta decididamente por impulsar las 35 horas por ley. En medio de esto, y llegando a la cima del despropósito, el consejero de Trabajo, Sabin Intxaurraga, de Eusko Alkartasuna, señaló hace tres días, en contra del criterio oficial del Gobierno, que si él fuera un trabajador haría huelga. El propio Partido Socialista de Euskadi, que en un primer momento se opuso, cambió su parecer y es hoy, junto a Izquierda Unida, uno de los partidarios del paro.

En Navarra, la situación es igual pero distinta. UGT y CC OO, los mayoritarios, no convocan la huelga, lo que vaticina un escaso seguimiento.

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