Aznar considera el pacto de gobierno vasco una cesión a las exigencias de EH

El presidente José María Aznar afirmó ayer que el pacto de legislatura entre el Gobierno vasco y Euskal Herritarrok supone una "cesión" del nacionalismo moderado "a todas las exigencias de HB" y mostró su preocupación ante la posibilidad de que este acuerdo se traduzca en una "política de imposición" en la sociedad vasca. Poco antes de abandonar Moscú, Aznar ofreció una rueda de prensa en la que se refirió también a la dimisión del candidato socialista a La Moncloa, Josep Borrell.

Frente a las motivaciones éticas alegadas por su ex contrincante, atribuyó dicha renuncia "a la situación interna del PSOE". "Para mí no tiene ningún otro valor, ni ninguna otra consideración", agregó.Aunque la mayor parte de las preguntas giraron en torno al balance de su visita a Rusia, y especialmente la abrupta cancelación de su entrevista con Yeltsin, Aznar se refirió también a cuestiones de política interior.

Del acuerdo de legislatura vasco dijo que "no es más que la plasmación institucional de Pacto de Estella, el reflejo parlamentario de una política frentista". "Me llama la atención", destacó, "que el contenido fundamental de ese documento responda a las exigencias que ha planteado HB en las conversaciones".

Pese a ello, aseguró que su Gabinete "seguirá haciendo todos los esfuerzos necesarios para mantener la mejor y más fluida relación institucional con el Gobierno vasco, para que se mantengan mecanismos de diálogo, entendimiento y cooperación que nunca deben faltar por grandes que sean las diferencias".

El presidente expresó su preocupación porque "eso que se llama la socialización del Pacto de Estella tenga un reflejo parlamentario, pues no es el camino para la normalización ni para conseguir la paz definitiva en el País Vasco".

Por el contrario, se mostró confiado en que el Gobierno y el PSOE, a pesar de los contactos de este último partido con HB, seguirán colaborando en tres cuestiones esenciales: el diálogo con ETA, que él mismo autorizó en noviembre pasado; la defensa de la Constitución y el Estatuto como punto de encuentro entre los vascos; y el próximo proceso electoral, "que sin duda tendrá gran trascendencia para el País Vasco".

Ibarretxe, en mal lugar

Otras fuentes del Gobierno aseguraron, por su parte, que el pacto de legislatura "deja en mal lugar a [el lehendakari], Juan José Ibarretxe", quien anunció repetidamente que no habría acuerdo con EH hasta que condenara la violencia, "lo que no se ha producido todavía".Respecto al compromiso de utilizar exclusivamente la vía democrática para obtener objetivos políticos, incluido en el documento, indicaron que "hay que comprobarlo en la práctica", ya que puede responder a razones de táctica electoral, como la suspensión de la violencia callejera, "que se dirige políticamente y se utiliza como más conviene en cada momento". El propio Pacto de Estella, según las mismas fuentes, obedece a que "ETA ha sido derrotada militarmente y trata de convertir dicha derrota en una victoria política".

Al margen del tema vasco, Aznar opinó ayer, aunque con más cautela, sobre la renuncia de Borrell. "Si yo le recomendara al primer partido de la oposición algo sobre candidatos, no estoy seguro de que me hiciera caso", bromeó.

Ya más en serio se excusó alegando que "cualquier cosa que dijera sería mal interpretada", pero ello no le impidió afirmar que "todas esas cuestiones forman parte de una situación de crisis dentro del partido socialista" en la cual dijo que no deseaba entrar. "Simplemente constato que existe esa situación, respeto lo que puedan decidir y nada más". Luego aseveró que no tiene "especial preferencia" como interlocutor por al secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, o Borrell. "Me gustaría", añadió, "que los diálogos fuesen posibles. Llevamos tres años de Gobierno y hemos tenido tres portavoces distintos para intentar combinar algunas acciones políticas".