Oráculos

J. J. PÉREZ BENLLOCH Hay plétora de profetas y, al parecer, hasta el más leído había conjeturado las sucesivas desgracias del PSOE. Los hay que pronosticaron la caída de Joan Romero apenas fue elegido secretario general de los socialistas valencianos y, después, candidato a la Generalitat. Los mismos, que -dicen ahora- no dieron un duro por José Borrell y aseguran, además, que será sonada la derrota electoral del primer partido de la oposición, sin ponderar el voto leal e ideológicamente cautivo que tiene este partido en cualquier circunstancia por infausta que sea. Basta con echarle un vistazo a los resultados de los últimos comicios y comprobar la fidelidad de sus clientelas. Asimismo no ha faltado oráculo que augure la deserción de Antoni Asunción, demasiado vital y urgido por otros intereses como para perder cuatro años uncido a un escaño. Visionarios, en fin, del infortunio ajeno, sobre todo si el damnificado es de izquierdas y anda tocado del ala, como acontece con el partido de la rosa. Sin embargo, estos avispados oteadores nunca vieron en el horizonte político un trance, en realidad un descomunal riesgo, consistente en el regreso de Joan Lerma a la política valenciana, de la que nunca se ha desvinculado, ciertamente, pues bien notoria que ha sido su alargada sombra. El mentado ex molt honorable así lo tiene declarado al diario decano de los de Valencia. "Volveré", ha dicho, en tono que intuyo como un remedo del general MacArthur después de haber perdido las Filipinas. Volverá, claro está, a partir del 13-J y sólo en el supuesto de que no sea requerido para encabezar el asalto a La Moncloa y desalojar a su actual inquilino. Sería la más rocambolesca de las humoradas, pero no más hilarante, pongamos por caso, que si ese papel se le otorgase al presidente andaluz Manuel Chaves, que también ha sonado estos días. El embrollo de la calle Ferraz debe ser inefable cuando se airean semejantes hipótesis. Pero ciñámonos al ámbito doméstico y verosímil. Demos por santo, aunque no sé si bueno, que Lerma vuelve, como su incondicional y resucitado escudero Jaume Castells ha vuelto a pugnar por la alcaldía de Benissa. Con ellos y los pretorianos que resisten artillados en el macizo del partido valenciano, ya están todos los figurantes necesarios para recuperar los años 80. Ciprià Ciscar no ha de tardar. El filósofo Giambattista Vico habló de los ricorsi, los regresos periódicos que se producen en la historia. Pues ahí tenemos este revival, un tanto patético y acaso inevitable dada la aprensión que la mudanza produce en el aparato socialista. Ya veremos cómo nos vende la cabra el veterano líder y secretario de Empleo del PSOE, él, que apenas ha dado el callo en la nómina de una empresa. No obstante lo que pueda deducirse, entiendo que no es una mala solución -cuando no se ha querido otra- apelar a las tablas de este veteranísimo para transitar por el desierto que el partido tiene por delante mientras maduran los relevos, que la cosa va para lejos. Lo malo será que este émulo de Moisés se crea llamado a más altas empresas y ensueñe recuperar para sí un liderato que ya amortizó. En tal trance, más que guía sería un tapón. Uno más. Esperemos a ver qué dicen los oráculos, que ahora lo tienen más fácil: les basta con releer los periódicos valencianos de hace tres lustros, pues en ellos está el futuro del PSPV.