La sala Beckett presenta "Patates", un montaje sobre pasiones reprimidas

Tres hermanos -dos mujeres y un hombre- bien asentada en ellos la madurez. Solteros, comparten casa. Las mujeres cuidan del hombre, minusválido. Entre los tres han construido un mundo irreal hacia el que canalizan todos sus deseos. En su universo particular, teñido de sexualidad, nada externo puede afectarles. Éstas son algunas de las características de Patates, una obra de Francesc Pereira sobre la represión de las pasiones que la sala Beckett presenta hasta el 6 de junio. Escrita hace 10 años, la obra es, según su autor, una necesidad de sacar la cabeza al exterior para tomar aire. "Yo vivo en una ciudad pequeña en la que siempre estás condicionado por la mirada de los otros", afirma. "Sentirte siempre observado condiciona tu actitud moral, entra en conflicto con tu propio ser. La obra es una necesidad personal de respirar, de lanzar un grito primario", afirma. Para crear sus personajes, Pereira se inspiró en personas muy próximas a su entorno real. "Siempre escribo sobre mis problemas y porquerías. Supongo que todo el mundo lo hace, pero yo soy más descarado y hablo de ellos descaradamente. Quiero mucho a las personas que me inspiraron la historia, tenemos una relación de amor-odio inevitable". Los tres hermanos, interpretados por los actores Àngela Jové, Fina Rius y Pep Miràs, viven doblemente enclaustrados: en la cerrazón de todo pueblo o ciudad pequeña y en la de la casa familiar, que sirve de contenedor para unos deseos que quieren mantener en el plano de la imaginación. La historia de Patates transcurre en un tiempo real, aquel en que las hermanas combinan la preparación de la cena, compuesta como cada noche por patatas, y sus labores de espionaje a la ventana del vecino, su objeto de deseo.